La provincias de Pontevedra y A Coruña suman ya el 63 % de los diputados en liza

Pablo González
Pablo González REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

MARTA CARBALLO / MARCO GUNDÍN

Lugo cede un acta a A Coruña, y en el 97 Ourense perdió otra en favor de Pontevedra

03 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El reparto de escaños por circunscripciones provinciales en Galicia se ha mantenido inmutable desde las elecciones de 1997, cuando por primera vez una de las dos provincias menos pobladas de Galicia, Ourense, perdía peso en el Parlamento gallego pasando de 15 a 14 diputados. Tras la publicación del decreto con el que se disuelve la Cámara para convocar las elecciones el próximo 25 de septiembre, el reparto de escaños sufre su segunda variación tras la aprobación de la Ley Electoral por el Gobierno de Manuel Fraga en agosto de 1985. Esta vez es Lugo la provincia que pierde un acta, pasando de 15 a 14. La sangría poblacional en las provincias orientales gallegas está detrás de esta lenta pero inevitable tendencia a la erosión de su representación política.

Si en el anterior cambio en el reparto de escaños la pérdida del acta de Ourense benefició a Pontevedra (que pasó de 21 a 22 diputados), esta vez es A Coruña la que gana un escaño, pasando de 24 a 25. Con estas dos modificaciones basadas en el balance demográfico, el peso de las provincias atlánticas en el Parlamento pasa del 60 a cerca del 63 %, una proporción que, a pesar de ir en aumento a un ritmo parsimonioso, no guarda proporcionalidad con el balance poblacional por circunscripciones. La ley de 1985 otorga a todas las provincias un saldo inicial de diez diputados independientemente de su población. El resto de las actas se reparten en base a la población de derecho, no de acuerdo con el censo electoral. Todo esto implica que las provincias atlánticas tengan casi el doble de habitantes por diputado que las orientales. En A Coruña, por ejemplo, a pesar de ganar un diputado de cara a las próximas elecciones, la ratio de habitantes por diputado es de algo más de 45.000. Lugo, la provincia que acaba de perder un acta, en cambio, tiene un parlamentario por cada 24.000 habitantes. Lograr un escaño en las circunscripciones atlánticas cuesta casi el doble que en Lugo y Ourense.

«La distribución interprovincial de diputados rompe significativamente el mandato constitucional y estatutario de proporcionalidad, al sobrerrepresentar exageradamente a los distritos de Lugo y Ourense», escribió en un análisis del sistema electoral gallego el profesor de Ciencia Política Álvaro Xosé López Mira, muy crítico con el sistema electoral diseñado por Fraga para, en su opinión, facilitar las mayorías absolutas. Aunque en su momento se justificó la normativa para adaptarla a la «idiosincrasia» de la sociedad gallega.

El otro aspecto que suele citarse como catalizador de grandes mayorías en un ecosistema básicamente bipartidista es la barrera del 5 % de los sufragios para lograr representación en el Parlamento gallego, un tope muy superior al de otras comunidades, que mantienen el umbral del 3 %. Con esta reforma aprobada en 1992 se buscaba la «máxima eficacia» en el funcionamiento de la Cámara al tiempo que se reducía las posibilidades de un Parlamento multipartidista. Esto lo ha cambiado la propia realidad política y es muy posible que de un tripartidismo que estuvo blindado hasta las elecciones del 2012 se pase ahora a un Parlamento con al menos cinco fuerzas políticas.

Equilibrio territorial

También hay defensores de la prima electoral para las provincias orientales. Consideran que es necesario favorecer un equilibrio territorial en la representación política y que el factor poblacional no debe ser el único criterio para articular el reparto. Aducen que la ausencia de peso político de estos territorios en los distintos Oarlamentos supondría la puntilla para ellos.

Algo parecido sucede con las provincias menos pobladas del interior de España. La ley estatal establece que cualquier territorio parte con dos diputados al margen de su realidad demográfica. Partidos como Izquierda Unida pretenden que se reduzca a solo uno. En cualquier caso, López Mira considera que, salvo el caso vasco, no existe otra comunidad con territorios tan primados electoralmente como Galicia. Esta desproporción, recuerda, es mayor en Galicia en las elecciones autonómicas que en las generales. En su propuesta para disminuir el número de diputados a 61, Feijoo planteaba reducir a 8 los diputados con los que cuentan los cuatro territorios sea cual sea su población.