Cuando el mar no es suficiente

GALICIA

Repasamos algunos de los lagos más desconocidos e ideales de Galicia

26 jul 2016 . Actualizado a las 19:43 h.

Pocos lagos tiene Galicia, y muchos de ellos desconocidos para el gran público. Ideales para contemplar la fauna avícola, ver en directo anfibios o para pasear junto al mar, incluso para vivir una jornada de playa ¡y en el interior! Así son los lagos gallegos.

Dos, el de As Pontes y el de Cerceda, nacieron de la reconversión de una mina de carbón a cielo abierto. El pontés, el más grande de ellos, dispone incluso de una playa con socorristas, baños, chiringuito... La playa del de Cerceda y su paseo perimetral están con los últimos retoques.

A falta de una Antela, hoy en proceso de recuperación -el mayor lago de Galicia que fue desecado durante el franquismo para ganar terrenos de regadío en A Limia-, la comunidad dispone de otros buenos ejemplos. En A Pastoriza está Fonmiñá, en donde se creía que nacía el Miño, antes de cerciorarse que lo hacía en el pedregal de Irimia. De visita obligada es la laguna de Doniños y la de A Frouxeira, en Ferrolterra, la de Traba y la de Baldaio en plena Costa da Morte, espacios privilegiados para contemplar aves migratorias. Pero también ideales para largos paseos, descubrir la existencia de dunas o solo pasmarse con la fuerza del océano. La situada a los pies del Monte Louro, en Muros, también muestra su bravura envuelta en dunas.

Muy cerca, en Porto do Son, se encuentra la laguna litoral de Xuño, y un poco más al sur, y formando parte del parque de las Dunas de Corrubedo, están las de Carregal e Vixán, con una fauna y flora de protección especial. Marín también tiene su lago, el de Castiñeiras, un espacio dotado de un entorno arbóreo excelente, y muy visitado por lugareños, e interesante para estudiar anfibios. En la misma línea se encuentran las lagunas de Cospeito, un conjunto de charcas creadas por la explotación arenera. Y la de Abanqueiro, en Boiro, un complejo de juncos en el que el croar de las ranas es multitudinario durante las noches de verano.

Considerada como el nacimiento del río Tambre, la laguna de Sobrado dos Monxes fue obra de los propios frailes. Y si hablamos de lagos glaciares Galicia tiene dos buenos ejemplos: el de Lucenza, en O Courel, y el de A Serpe, en Pena Trevinca, techo gallego. De interés son también las lagunas de Caque, en Castro Ribeiras de Lea, esta vinculada a la cuenca del Miño, y la de A Comboa, un verdadero resquicio del antiguo litoral arousano, concretamente el que unía Vilagarcía y la vecina Vilaxoán.