El mundo en sus manos

Roberto Blanco Valdés
Roberto L. Blanco Valdés EL OJO PÚBLICO

GALICIA

25 jul 2016 . Actualizado a las 08:00 h.

El inmenso Raoul Walsh dirigió en 1952 una maravillosa película de aventuras, de las que ya ahora no se hacen: The world in his arms, título traducido en España, ¡por fortuna!, de forma casi literal: El mundo en sus manos.

Con el permiso de Universal Pictures, productora de aquella cinta inolvidable, en la que dos gigantes de la pantalla (Gregory Peck y Anthony Quinn) libraban la mejor carrera de goletas de la historia, no se me ocurre mejor título para encabezar una columna destinada a mostrar mi profunda admiración por la obra del incansable periodista -Miguel-Anxo Murado- que este año ha sido distinguido con un galardón que lleva la esencia del periodismo en su código genético: el Fernández Latorre.

Leo a Miguel-Anxo con pasión desde hace muchos años y, por eso, lo admiro de verdad. Lo sigo, desde luego, con auténtica ansia de informarme y de aprender, cuando escribe en su faz (explicaré que tiene muchas) de analista de política internacional, terreno en el que pocos le ganan por su capacidad para huir del lugar común y descubrir perfiles originales de los acontecimientos. Cada vez que ocurre algo notorio fuera de nuestras fronteras (del brexit a la irrupción de Donald Trump en las primarias republicanas, pasando por los tan terribles como ya casi cotidianos atentados del islamismo radical) leer El mundo entre líneas, la columna semanal sobre política internacional que publica en La Voz de Galicia Miguel-Anxo, es obligado para lograr ver más allá del relumbrón de la noticia. Y eso vale sea esta la que sea y suceda en el lugar del mundo que suceda, pues el saber de Murado en esta esfera es (¡y nunca mejor dicho!) universal. No sé cómo lo hace, pero sí que jamás he disfrutado de una de esas columnas sin confirmar su maestría para ayudarnos a formar un mejor juicio sobre lo que sea que haya ocurrido en cualquier punto del planeta.

¿Es posible combinar el rigor del analista con la rica imaginación y genialidad en el enfoque que son las grandes armas del periodista literario? Debe de serlo, aunque he de reconocer que tal combinación me ha parecido siempre muy difícil. Y digo que debe de serlo porque Miguel-Anxo Murado, el mismo de El mundo entre líneas, nos deleita desde hace una temporada en la última página de La Voz con su sección Vuelta de hoja, escrita en castellano, como antes nos hizo disfrutar con su Libro de horas, rúbrica bajo la que el gran periodista nos regalaba los sentidos en una lengua, el gallego, en la que ha escrito gran parte de sus libros. Ahora les contaré, pero permítanme que antes destaque la habilidad del Premio Fernández Latorre 2016 para manejar con igual soltura en sus columnas literarias el sentido del humor y el de la sorpresa, pues nunca sabe uno por dónde va a salirnos Miguel-Anxo.

Como si de un hombre del renacimiento se tratara, Murado ha hecho además otras muchas cosas, tantas que es difícil saber de dónde ha sacado el tiempo para ello en su medio siglo de existencia: ha escrito poesía, ensayo, teatro y narrativa y ha sido exitoso guionista en cine y en televisión. Por si todo eso no fuera impresionante, Miguel-Anxo es un incansable y curioso viajero, que va de acá para allá por medio mundo, la mejor escuela sin duda de un excelente periodista que ha nacido en esta Galicia de periodistas realmente excepcionales.