«A ver si a la décima va la vencida»

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

SANDRA ALONSO

Las oposiciones de Educación transcurrieron sin incidencias, aunque hubo quejas sobre que los tribunales fijen el tiempo de las pruebas, diferente en cada ciudad

24 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Y por fin llegó el día. Los más de 15.000 opositores que ansían hacerse con una de las 1.1112 plazas que la Consellería de Educación ha convocado este año, se jugaron ayer parte de su futuro. Sin apenas incidencias, los aspirantes, que se repartieron por la geografía gallega en 58 centros educativos, salieron del examen con opiniones encontradas. Mientras algunos desconfiaron de lo sencillo del examen, otros creen que la dificultad de las preguntas les impedirá, un año más, alcanzar su meta.

En el Instituto Castelao, en Vigo, todos los opositores de Educación Infantil coincidían ayer en que la prueba había sido «sospechosamente» fácil y muy justa de tiempo. Más de uno pensaba que poner un examen tan sencillo «es un error muy grande, porque es muy difícil discernir entre el que está preparado y el que no, lo que hace que los criterios de evaluación sean más complicados». Tampoco ven con buenos ojos que sea cada tribunal el que fije el tiempo destinado a las pruebas, con diferencias notables entre unas ciudades y otras.

El supuesto práctico al que se enfrentaron 383 personas repartidas en tres tribunales se refería a una clase de educación infantil con un grupo de alumnos heterogéneo de 4 y 5 años. Entre ellos había un escolar extranjero con dificultades en el idioma, otro con alergia alimentaria y un tercero con disfemia (tartamudez). En una hora y media los opositores tenían que resolver la forma de actuar del profesor ante estas situaciones, así como los protocolos a aplicar y otra serie de detalles.

Para Mercedes Fernández, una de las participantes que trabaja desde hace ocho años como interina, el supuesto no atiende a la realidad. A su juicio es mucho más complicada que todo eso, porque, para empezar, no suele haber solo un caso de cada una de estas situaciones en el aula. «Normalmente tienes un 20 % de hiperactivos o con trastornos de conducta, inmadurez, espectro autista y muchas otras dificultades que exigen un trabajo intenso y delicado», comenta. A su juicio, debería de ser un examen tipo test para comprobar si el candidato a profesor sabe la legislación, y luego una especie de MIR en el que se evalúe en función de la forma de desarrollar el trabajo en la clase.

Tampoco estuvieron muy conformes con su examen en el IES Cruceiro Baleares, antigua Universidad Laboral de Culleredo, (A Coruña), en el que se concentraron casi mil aspirantes para conseguir alguna plaza de profesor de Lengua y Literatura: «Puxeron tres textos, non é o habitual, tres textos... en fin». Algunos de los aspirantes incluso abandonaron a la media hora que obliga el protocolo a permanecer una vez que se entrega el examen.

De poco sirvió la veteranía a participantes como Álvaro, un licenciado en Hispánicas e Inglés de Pontevedra, de 40 años y que se ve obligado a seguir viviendo con sus padres pese a los numerosos intentos de entrar en la Administración. «Esta e a miña oitava convocatoria», y cree que la de ayer no romperá la racha negativa pese a su experiencia y preparación. Empleó hora y media de las tres horas permitidas, mala señal. Y el lunes volverá a levantarse a las seis de la mañana para la segunda parte de la prueba. «Pero a experiencia tamén serve para saber que co que fixen hoxe non podo ter esperanzas», espeta Álvaro sobre su intento de ayer ante los tres textos que se encontró en la mesa: uno medieval, un soneto y otro del que acaba de comprobar, ya fuera del aula, que corresponde a El Jarama de Sánchez Ferlosio.

En uno de los tribunales de Ourense, el presidente pidió honorabilidad. La misma que demostraron los 93 opositores que ayer se presentaron a las pruebas para maestro de inglés en el colegio Irmáns Villar.

Eran 104 los convocados, pero finalmente concurrieron 93. Fue necesario habilitar el salón de actos y un pasillo adjunto. El examen matinal era un cuestionario de ejercicios a partir de un texto sobre las leyendas urbanas en Internet y las grandes multinacionales. Por la tarde tocó lucir dominio de los temas teóricos, uno de 25.

Frente a la tensión de quien acudía a la oposición con miles de horas de preparación y aspiraciones serias de obtener plaza fija, la relajación -a veces esperanzada, por si hay suerte- de los eternos interinos que acuden al examen porque es obligado para seguir haciendo sustituciones. Es el caso de Xan, con 10 oposiciones a sus espaldas y otros tantos años de trabajo en centros públicos. A él no le agobia seguir siendo interino; asegura que está mentalmente preparado.

A su lado, Xacobe. Ya se había presentado dos veces, sin éxito. Realmente, dice, nunca las preparó; su objetivo es empezar a hacer sustituciones y luego ponerse en serio. Marta, de 36 años, acabó los estudios de Educación, fue madre y ahora retoma la idea de las oposiciones: «Ao que aspiro é a entrar nas listas». Mantenerse en ellas es el objetivo de muchos de los interinos que ayer abandonaron el aula a poco de comenzar. En el rostro de otros, la tensión por hacerlo perfecto y el tiempo apurado al máximo. Misma oposición, 93 circunstancias.

Los exámenes sufrirán un parón hasta el lunes debido al festivo autonómico de hoy por la celebración de San Xoán y a las elecciones generales del domingo. Sin embargo, lo habitual es que las pruebas se celebren en días consecutivos, más concretamente, viernes y sábado.

Información elaborada por María Jesús Fuente, Toni Silva, Mar Gil y Laura G. del Valle.