El padre de una víctima del Alvia que conmovió a la Audiencia con una carta

GALICIA

C. Liras

«Quería que reaccionaran. Esto no es un asunto de un juzgado de lo mercantil. Aquí hubo 80 muertos, no somos números», dice

05 jun 2016 . Actualizado a las 12:09 h.

Javier García Municio es una persona pacífica, una apariencia que cambia sensiblemente cuando cuenta la pesadilla que sufrieron él y su mujer, Cristina Liras, cuando ambos volvían de Madrid a Segovia en tren y tres horas después, en el telediario, vieron la noticia del accidente del Alvia en Santiago. Su mujer tuvo un presentimiento. Ese es el tren en el que iba Curro, le dijo. Javier sigue siendo una persona sosegada y afable, pero cuando cuenta todo lo que vino después de ese presentimiento surge la rabia y la incredulidad. A menudo suele decir que su hijo no murió en el accidente. «A mi hijo lo mataron», lamenta.

Desde entonces, como otras muchas víctimas del Alvia -los familiares de los 80 muertos y buena parte de los 144 heridos- inició en compañía de su mujer una lucha infatigable por que se hiciera justicia y se mejoraran las medidas de seguridad en los trenes. Es portavoz de la Plataforma, acude a decenas de pueblos de Segovia para conseguir mociones de apoyo en los municipios, colaboró activamente en el documental Frankenstein 04155, viajó a Bruselas para reunirse con los máximos responsables de la seguridad ferroviaria comunitaria... Y una de sus últimas iniciativas fue enviar una carta hace un par de meses a los magistrados de la Audiencia que debían decidir sobre el cierre de la instrucción del caso Alvia que había decretado el juez instructor en octubre del 2015. En la carta, publicada en su momento en La Voz, Javier llamaba la atención sobre uno de los aspectos que finalmente propició la reapertura de la causa: la ausencia de una evaluación de riesgos en la curva de Angrois y el traslado no suficientemente meditado de la responsabilidad al maquinista, al factor humano. Javier contesta así cuando se le pregunta si cree que su carta, más allá de los fríos y sesudos recursos de los abogados, tuvo algún efecto en los tres magistrados que vieron el caso. «Tengo el convencimiento íntimo de que sí», dice.

Javier, que es licenciado en Derecho aunque trabajó casi cuarenta años en la banca, pensó incluso en hablar directamente con los magistrados para explicarles el punto de vista de las víctimas. «Sé que no es recomendable y que ellos deben hacer su trabajo sin presiones», admite. Así que optó por la carta, que envió por correo certificado a la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña, con sede en Santiago. 

«No somos números»

Una versión reducida de esa misiva se publicó en este periódico el pasado 12 de abril. En ella, Javier incidía en el que fue la piedra de toque de la reapertura del caso: la ausente evaluación de riesgos que debería haber activado las alertas sobre la curva de Angrois. «En ambos casos [la modificación del proyecto y la desconexión del ERTMS] se tomaron estas decisiones sin que conste ningún análisis de riesgos, tal y como prevé la normativa», decía en la carta.

Los magistrados cogieron este guante, aunque probablemente la carta fue un elemento más que valoraron, junto con los recursos y los informes periciales. «Quería que reaccionaran. Que se dieran cuenta de que esto no es un asunto de un juzgado de lo mercantil. Aquí hubo 80 muertos. No somos números», comenta Javier, que va a todos los sitios donde reivindican su causa con una foto de su hijo Curro (Francisco Javier García Liras), veterinario que murió en el tren con tan solo 27 años. Partió desde la estación de Segovia, donde Javier posa con la carta que envió a la Audiencia. «Tenían que haber llegado a su destino. Mi hijo tenía que haber llegado. Si el ADIF y Renfe hubieran hecho las cosas bien... Como las hacen en más del 90 % de las ocasiones», lamenta.

La carta terminaba así: «Espero que la Sala lea con detenimiento los recursos para poder hacer justicia a las víctimas y sus familiares; que no acreciente más nuestro dolor y la actual sensación de impunidad; que se investigue hasta el final y que se juzgue a todos aquellos que han tenido responsabilidad en los hechos. Así lo exigen los 80 muertos, los 144 heridos, la sociedad y la vida de los viajeros, por encima de otros intereses, y para que no vuelva a ocurrir». Javier admite que se inspiró en otra carta que escribió José Enrique Villarino en el Foro del Transporte y del Ferrocarril, en este caso dirigida al juez instructor del caso, Andrés Lago Louro.

Solidaridad

Javier está a punto de cumplir los 60. Tanto él como Cristina salieron de Bankia tras un ERE, pero los días no se les hacen largos. Tienen aún una larga lucha por delante. Y por si fuera poco el esfuerzo, Javier colabora con dos entidades como voluntario. «Después de lo de mi hijo pensé mucho en muchas cosas. Pensé que he dedicado casi cuarenta años de mi vida a mi trabajo y a mi familia, y muy poco tiempo a los demás. Creo que ahora es el momento de arreglar eso. Puedo hacer mucho más por los demás», asegura.

El viernes por la mañana, Javier acompañó en un paseo a unos chavales con minusvalía psíquica. Llevó a uno que va en silla de ruedas, pues durante muchos años jugó al tenis y está en buena forma. Otros días colabora con el supermercado social de Cáritas. Siendo justo, es mucho más fácil esperar que se haga justicia.

Pastor ofrece su colaboración con la Justicia tras reabrirse la instrucción

La ministra de Fomento en funciones, Ana Pastor, se limitó ayer a mostrar su «respeto» ante la decisión de la Audiencia provincial de A Coruña de reabrir la instrucción del caso Alvia, a la vez que mostró su disposición a «colaborar» con la Justicia en la nueva fase de la investigación que afecta a tres empresas dependientes de su ministerio. Preguntada ayer en Vigo sobre la petición de las víctimas a la UE para que se haga público el informe sobre el accidente, Pastor zanjó la cuestión remarcando «todo mi respeto, como siempre, y mi apoyo» a los afectados y sus familiares, indicó. La ministra añadió en un acto de Renfe que el número de usuarios en el eje Madrid-Galicia ha crecido un 112 % desde el 2011, y que este año lo ha hecho también en un 14 %, con 350.000 viajeros.