La reconquista de terreno en Pontevedra y el aval de Gonzalo Caballero blindaron a Leiceaga

d. s. SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Sandra Alonso

Los renovadores fueron una pieza clave apra la cómoda ventaja lograda por Leiceaga

31 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La gestora que dirige el PSOE gallego aprobó ayer los resultados definitivos de las elecciones internas del sábado, y de ellos se desprende algo ya sabido, que la clara mayoría que Leiceaga obtuvo en las provincias de Lugo y A Coruña, donde contó con el apoyo de Besteiro y de Formoso, fue decisiva para ganar las primarias. No obstante, la cómoda ventaja de once puntos que obtuvo sobre Méndez Romeu no se puede entender sin el caudal de votos que recibió de los renovadores afines a Gonzalo Caballero y sin el terreno reconquistado en la provincia de Pontevedra por los críticos con el alcalde de Vigo.

Para explicar lo anterior basta con ver solo un par de muestras de agrupaciones pontevedresas que en las primarias desafiaron la influencia ejercida por Abel Caballero desde Vigo y por Carmela Silva desde la presidencia de la Diputación. Se trata de A Cañiza, la agrupación comandada por el exdiputado Luis Gómez Piña, donde Leiceaga se alzó con 25 votos y Méndez con ninguno, como también ocurrió otras zonas del Condado-Paradanta. En Tui o Gondomar ocurrió algo parecido, mientras que el PSOE de Lalín, dirigido por Nicolás González Casares, solo le cedió un voto a Méndez Romeu, el del interventor de su candidatura.

Los nuevos cuadros dirigentes promovidos por Modesto Pose o Antón Louro en la provincia se alzaron con la mayoría en la mitad norte y algunas zonas del sur, hasta alcanzar el 42 % de los votos totales, marca con la que no contaban ni en el mejor de sus pronósticos previos.

En el polo opuesto se situaron agrupaciones como Silleda, Ribadumia, Vilaboa, Porriño, Mos o Redondela, mucho más alineadas con el alcalde de Vigo, donde flojeó el apoyo a Leiceaga. No ocurrió lo mismo en Ponteareas, localidad natal de Gonzalo Caballero, donde los 22 votos obtenidos por Leiceaga, frente a los 9 de Méndez, probablemente no se puedan explicar sin el respaldo que el economista vigués le dio al ahora candidato a través del pacto firmado a mediados de la campaña, que provocó un efecto de arrastre sobre los cuadros más jóvenes del partido.

También Ourense fue clave en el resultado, con un empate casi técnico entre los dos candidatos, merced a que las agrupaciones de O Barco, Ourense, Ribadavia y Verín desafiaron el poderío de los de Pachi Vázquez.

Con todo, la llave de la victoria de Leiceaga estuvo en A Coruña, la provincia que suma tantos militantes como Pontevedra y Ourense juntas, donde Besteiro y Formoso lograron pacificar a dos sectores del partido que llevaban años enfrentados. Eso se tradujo en que Méndez no pudiera lograr ni un solo voto en una veintena de agrupaciones, como Oroso, Arzúa o Santiso. La mayoría aportada desde Lugo, con un respaldo del 64 %, acabó haciendo el resto para blindar a Leiceaga.