El tanatorio que casi entierra al alcalde

Juan Ventura Lado Alvela
J. v. lado CEE / LA VOZ

GALICIA

José Manuel Casal

Manuel Valeriano Alonso, el regidor de Camariñas, atiende personalmente un servicio que le supuso hasta estar imputado

06 may 2016 . Actualizado a las 08:54 h.

La historia viene de lejos, desde hace dos décadas cuando una cooperativa empezó a rumiar la idea de hacer en Camariñas (5.774 habitantes), en pleno corazón de la Costa da Morte, un tanatorio, ya que era hasta hace nada de las pocas localidades de la zona que carecía de él. De hecho solo unos meses atrás todavía se llevó a cabo algún velatorio en el domicilio del difunto, algo ya obsoleto en el entorno.

La situación se fue enmarañando políticamente hasta que, como dice el alcalde, «rompeuse a sintonía» de esta entidad con el Concello y desapareció la posibilidad de emplear el espacio previsto. A partir de ahí, el regidor, Manuel Valeriano Alonso de León (PSOE) inició una cruzada personal y política, que le llevó a enfrentarse con la Consellería de Sanidade e incluso a acabar imputado por un presunto delito de prevaricación administrativa, merced a denuncias que siempre ha achacado al PP. Una querella, cuyos últimos flecos acaba de cortar el Supremo, al dejar claro por enésima vez que no hubo delito alguno en que el alcalde autorizase el uso del tanatorio antes de recibir el permiso definitivo de Sanidade.

«Fíxeno e volveríao a facer porque mo pedieron as familias e precisaban este servizo», ha repetido varias veces Alonso, quien además del empeño por construir las salas de velatorio, ahora las atiende personalmente, entre otras cosas por no añadirle nuevos gastos al Concello. «Son o que ten a chave. Á hora que me chaman voulles a abrir para que fagan uso del as funerarias»», explica el regidor, quien, además del pago de la tasa de 300 euros, les exige que dejen las instalaciones limpias, además del repaso a fondo que le dan desde el Ayuntamiento cada 15 días.

«Non é que teña a obriga de facer isto, pero, por sorte, ou por desgraza nestes casos, coñezo a todo o mundo aquí. Teño feito fotos a case todas as familias e practicamente todo o pobo ten pasado polo meu comercio. Así que, igual que antes estaba con eles nas casas acompañándoos, agora estou no tanatorio», detalla con toda naturalidad el regidor, que ya se tiene levantado de algún acto municipal para abrir las salas de los velorios y que hiciesen uso de ellas.

Curiosamente, ahora en A Ponte do Porto, la segunda localidad del municipio y que atiende a usuarios de Vimianzo y otros lugares, ya se ha abierto otro tanatorio privado y acaban de aprobar el proyecto básico de un tercero. «Pasamos de non contar con ningún a ser os que máis temos», ironiza Alonso, que siempre estuvo convencido de que ninguna empresa se iba a interesar por construir unas instalaciones así solo para la capital camariñana. De ahí que apostase por hacerlo público y, pese a los años de debates políticos y las denuncias, no se arrepiente porque «era algo que facía falta coma o pan ou a auga».