El trazado alternativo solo permite pasar a una persona, lo que lo convierte en un cuello de botella
28 mar 2016 . Actualizado a las 12:49 h.En su ruta a Compostela, los peregrinos tan solo deben seguir el camino de flechas amarillas. Pero no siempre es fácil. Al menos lo es menos desde que la Xunta ha señalizado una treintena de rutas alternativas en otros tantos puntos del Camino Francés, el más transitado de todo cuantos llevan a Santiago. Uno de esos es el de Portomarín.
En la ruta original los peregrinos bajaban por un camino que terminaba en la vía que une Portomarín con O Páramo. Es una vía bastante ancha y el tramo de asfalto que recorrían tiene poca circulación. El nuevo discurre en su tramo final por en un sendero en una pendiente muy pronunciada y poco más ancho que una persona. El paisaje es más agradable que el del trazado principal, pero los días que haya una mayor afluencia de peregrinos se convertirá en un embudo, sobre todo en las horas de más concurrencia.
Al cuello de botella en el que previsiblemente se convertirá esta ruta complementaria hay que sumar otro inconveniente: el peligro. Porque termina justo en la carretera que une Portomarín con Paradela y Sarria, en una zona de curvas, muy transitada, con escasa visibilidad y en la que los vehículos suelen circular con rapidez.
Y hay quien ha decidido ahorrarle el tener que escoger a los peregrinos. El mojón situado a la salida de Portomarín que enviaba a los peregrinos por San Roque apenas duró unos días en su lugar después de que alguien lo arrancase de cuajo. Ahora solo hay uno, en el que se lee camino complementario.