Las defensas de Porto y Basterra se aferran a los «cabos sueltos»

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

PACO RODRÍGUEZ

Volvieron a insistir ante el TSXG en la falta de pruebas para condenarlos a 18 años

24 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Han pasado cuatro meses desde que un jurado popular los declarase culpables de asesinar a su hija y por ellos parece que pasaron cuatro años. Rosario está mucho más delgada. Vestida de manera sobria, con ropa de marca, tonos oscuros y unas mechas rubias en el cabello que le tiñó una compañera de módulo, volvió a llorar. Alfonso repitió los mismos movimientos de cabeza que hacía durante el juicio acompañando las palabras de las acusaciones. También está más delgado, con menos pelo y más canas. La vista de ayer, en el Tribunal de Xustiza de Galicia, no es el último recurso que les queda para salir de prisión. En caso de que ahora desestimen sus argumentos, podrán acudir al Supremo.

Los abogados de Rosario Porto y Alfonso Basterra intentaron ayer que los magistrados de la sala de lo Penal del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia les den lo que el jurado popular les quitó. Insistieron en esa falta de pruebas concluyentes, en que los acusados llegaron al juicio con la presunción de inocencia «destruida», en que fueron condenados a 18 años de cárcel «con solo especulaciones». José Luis Gutiérrez Aranguren y Belén Hospido volvieron a denunciar que sus clientes fueron declarados culpables por un tribunal popular «contaminado» y que redactó su veredicto en base a «suposiciones». Para el letrado de Porto, es una absoluta «aberración jurídica», la mayor que dijo haberse encontrado en su carrera, determinar que Alfonso Basterra iba oculto en el coche a la casa de Teo porque no se le ve en las grabaciones. «Solo por eso, el presidente debía haber devuelto el veredicto por falta de motivación».

Inciden las defensas en que hay muchas preguntas sin respuesta. ¿Cómo se entiende que los vecinos de la casa cercana al lugar donde se halló el cadáver no lo viesen aquella noche pese a pasar tres veces por delante? ¿Cómo es posible que una abogada como Rosario, alguien tan formado, pueda cometer un crimen de una manera tan burda y con tantos errores? Si se quería deshacer de su hija, ¿por qué no la mandó interna al extranjero?

En resumen, «ni se demostró» que las cuerdas halladas junto al cadáver saliesen de la bobina hallada en Teo; «ni se encontraron» restos biológicos que indiquen que el cuerpo sin vida de Asunta fuese trasladado en el Mercedes de Rosario; «ni se tuvo en cuenta la incapacidad física» de la acusada para bajar a su hija muerta en brazos desde su habitación de Teo, meterla en el coche, sacarla y dejarla en el camino. Era una niña que pesaba 41 kilos. Poco menos que su madre.

Por su parte, la abogada Belén Hospido, insistió en que no hay ni una sola prueba que comprometa a Alfonso. En referencia a los episodios de somnolencia de Asunta, alegó su alergia. Para la letrada, estos episodios «pueden deberse a la administración de antihistamínicos». En cuanto a las diferentes compras de lorazepam que realizó Alfonso, dijo que eran para su exmujer y «no había ningún motivo para que él pensase que Rosario no tomaba la medicación» o que alguien sedase a la niña.

El fiscal dice que no ha visto en su carrera un veredicto «tan fundamentado»

El fiscal del alto tribunal gallego José Ramón Piñol no ha visto «jamás» un veredicto «tan fundamentado en extensión y minuciosidad» como el que condenó a Rosario y Alfonso a 18 años de prisión. El representante de la acusación pública entiende que pueda parecer que no existe una prueba sólida o de cargo contra los ahora condenados, pero eso no significa nada. Para él, es uno de esos veredictos en los que «se exige un esfuerzo inductivo y valorativo en el que hay que juntar pequeños indicios, hacer un puzle con muchas piezas y al final se ve que encaja perfectamente». «Si no hubiese habido viso alguno de prueba razonable», como aduce la defensa de Rosario Porto, el magistrado habría disuelto la prueba del juicio oral, algo que no hizo.

Por su parte, el abogado de la Asociación Clara Campoamor Ricardo Pérez Lama, que ejerció la acusación popular en el juicio se mantuvo como el primer día, que el crimen «fue cosa de dos».

Los hechos que llevaron al jurado a declarar los hechos probados «son lógicos y razonados» y que lo que ahora tratan las defensas es encontrar alguna carencia en las motivaciones. «Pero no la hay», dijo. Incidió en que la pequeña confesó a sus profesores que le daban «unos polvos blancos» por lo que se encontraba «mareada» y piensa que los períodos de sedación estaban documentados en función de las compras de su padre. «Absolutamente todo» apunta a que sus padres «fueron los asesinos». Para este letrado, el hecho de que la niña fuese sedada los tres meses anteriores a su muerte es ya una «prueba de cargo sólida» para la condena.