Julio Hernández: «Casi medio millón de gallegos emigraron a Europa entre 1951 y 1975»

Alfonso Andrade Lago
Alfonso Andrade REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Álvaro Ballesteros

Una publicación sobre migración y literatura pone de relieve «la invisibilidad» de la mujer en el éxodo

21 feb 2016 . Actualizado a las 08:33 h.

Galicia conoció dos movimientos migratorios masivos: uno, a América a finales del siglo XIX y principios del XX, cuando se marcharon casi 400.000 personas, y otra, entre 1851 y 1971, con Europa como destino preferente para casi medio millón. Así lo explica Julio Hernández Borge, coordinador de la Cátedra Unesco sobre Migraciones, de la Universidade de Santiago (USC). Con el contenido de las ponencias presentadas en el XI Coloquio Internacional sobre Migraciones organizado por dicha cátedra, Hernández Borge ha editado, junto a su colega Domingo González Lopo, el libro Emigración y literatura: historias, experiencias, sentimientos, que acaba de publicar la USC.

-Dice usted en el libro que la mujer gallega es la gran olvidada de la emigración. ¿Por qué?

-Hay olvido e invisibilidad porque existe poca bibliografía centrada en la mujer, y algo parecido sucede con las estadísticas, a pesar de que tuvo un papel clave. Es cierto que en el arranque de la primera gran migración, hacia América, las mujeres suponía apenas un 20 % del total, porque esos países buscaban mano de obra masculina. Pero también es verdad que a partir de la crisis mundial del año 1929 y del cierre de muchas fronteras, se incrementó la proporción de familiares y el porcentaje subió al menos hasta el 40 o el 45 %.

-¿Sabemos cuántos gallegos salieron en esas grandes oleadas migratorias?

-Los datos hay que deducirlos de nacimientos, defunciones, diferencias entre censos... En la primera gran oleada, entre 1880 y 1930, se fueron a América 396.000 gallegos. Y En el período 1951-1975, con salida a Europa y otras zonas de España, 455.000. Curiosamente, pese a esas pérdidas netas, la población en la comunidad aumentó en los dos períodos.

-Las distintas ponencias del libro relacionan la emigración con la literatura. ¿Qué destacaría sobre el caso gallego?

-Hay varios capítulos que centran el tema en Galicia. Arturo Iglesias Ortega, por ejemplo, realiza una recopilación de fuentes literarias hasta el bum transoceánico, con referencias a Quevedo, Lope de Vega, Alarcón...

-¿Y qué visión dan ellos de nuestros emigrantes?

-Muy estereotipada. Los gallegos que salieron en el Siglo de Oro hacia Madrid o Lisboa hacían trabajos domésticos y de carga, así que aparecen retratados como hombres rudos y que hablan mal el castellano, pero de una gran honradez. Esa servidumbre es la que aparece en Santa Casilda, de Lope de Vega, obra en la que uno de los personajes dice ser «gallego, descendiente de un lacayo de Noé».

-¿Hay abundante literatura sobre la emigración a Europa de los sesenta y los setenta?

-Es curioso que, según Dolores Vilavedra, profesora de la USC, Alemania y Suiza, que fueron los ejes de la oleada europea, aparecen poco tratadas literariamente. Ella rastrea el tema en obras de Manuel Rivas, Xohana Torres o Eva Moreda para llegar a la conclusión de que es la emigración al Reino Unido la que ha generado más tinta.

-¿Y alguna figura destacada de la emigración?

-Hay un trabajo muy interesante sobre la actriz María Casares y su salida forzosa, por exilio familiar, y otro sobre el poeta portugués Alfredo Guisado, de ascendencia gallega, que vivió entre 1891 y 1975, y sobre los cambios en la colonia gallega de Lisboa.