¿Por qué sobra leche en un país que necesita importarla?

Xoán Ramón Alvite Alvite
xoan ramón alvite REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

José Manuel Casal

El veto ruso y el freno a las importaciones de China agudizan los problemas de exceso de producción

08 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Por paradójica que pueda resultar la afirmación en un planeta donde casi 800 millones de personas pasan hambre, en el mundo sobra leche. Mientras la producción no ha dejado de crecer en los últimos meses, la demanda se ha ralentizado empujada por la prórroga del veto ruso a los productos lácteos europeos y por el freno de las importaciones chinas. Además, en el mercado doméstico se constata la caída del consumo de leche líquida que puede aumentar más las dificultades que tienen muchas granjas para colocar en el mercado toda su producción, teniendo en cuenta además la entrada de leche foránea, como es el caso de Portugal. De igual modo, esta situación excedentaria tampoco facilita el aumento de los precios en origen que tanto demandan los ganaderos.

¿Por qué ha aumentado tanto la producción?

La causa principal es la desaparición de las cuotas lácteas en marzo del pasado año. De hecho, en los meses siguientes, Galicia batió su récord histórico de producción al poner en el mercado más de 230 millones de litros de leche.

En Europa, en su conjunto, ha presentado un 2,5 % más en el 2015. Otro tanto ha sucedido en EE.UU. (un 1,2 % más que en el 2014) o Nueva Zelanda que en diciembre batió su récord absoluto de exportaciones poniendo en el mercado 300.000 toneladas, un aumento interanual del 10 %.

Si en España solo se produce el 70 % de lo que se consume ¿cómo es posible que existan tantos excedentes? La producción nacional ronda los 6,5 millones de toneladas y el consumo supera ligeramente los 9, por lo que resulta evidente que hay recurrir a importaciones -la mayoría son en forma de queso- para cubrir la demanda interna. Otra cosa bien distinta es que España se haya convertido en el lugar donde países como Francia, muy excedentario, intenta colocar su materia prima. Los ganaderos denuncian que cada semana entran cerca de un centenar de cisternas de leche francesa para ser envasada en España. Otro tanto sucede con Portugal.

¿Por qué el mercado mundial no absorbe el exceso de producción?

Galicia, pese a ser el principal productor del Estado -el 40 % del total de leche sale de aquí- tiene escasa capacidad para industrializar y comercializar su materia prima dada la estructura y orientación de las empresas lecheras, especializadas en el envasado de leche líquida en cartones para marcas blancas. En el contexto global, conviene recordar que la prórroga del bloqueo ruso a la importación de productos lácteos procedentes de Europa, derivada de la crisis con Ucrania, y la desaceleración de las importaciones chinas (leche en polvo) ha supuesto una dificultad añadida.

¿Cómo está influyendo el exceso de leche en las granjas gallegas?

Con una fuerte presión a la baja sobre los precios y con dificultades para vender toda la producción. Durante los últimos siete meses, las cotizaciones apenas han subido un céntimo por litro. Galicia es la comunidad con los precios más bajos del Estado -2 céntimos menos que la media- y el lugar donde menos creció la producción. Los ganaderos gallegos se quejan de que mientras la industria impone aquí restricciones a la producción, la incentiva en otros lugares del país donde paga precios más elevados.

¿Qué sucede en el resto de Europa?

Algo similar a lo que sucede en Galicia, si bien el hecho de poseer una industria diversificada y capaz de absorber los incrementos de la producción está minimizando, de momento, el problema. Mientras la industria asentada en España apenas se ha preparado para un escenario de liberalización de la producción, en otros países se han invertido miles de millones de euros en infraestructuras que permiten aumentar el período de duración de la leche y permitir que esta viaje hacia otros mercados convertida en polvo o en distintos derivados.

Pese a todo, países como Francia que se ven obligados a colocar en el extranjero el 55 % de su producción, no han dudado en plantear a la Comisión Europea la necesidad de recuperar algún sistema de regulación de los mercados.

¿Qué se está haciendo para contener los excedentes?

Incidir en el precio que la industria paga al ganadero. Varios primeros compradores e industrias han impuesto a sus proveedores topes máximos de entrega -los excesos se liquidarían a precio de leche en polvo- o bien puesto en marcha un sistema de doble precio por el cual el 80 % de la producción se liquida a un precio y el 20 % restante a otro sensiblemente inferior. Resulta curioso el caso de la cooperativa holandesa Friesland-Campina, el quinto grupo lácteo mundial, que paga un bono a aquellas granjas que no aumenten su producción.

¿Resulta sencillo recortar la producción?

De no ser porque limita el crecimiento de muchos establos que llevaban años preparándose para la liberalización de la producción tras 20 años de cuotas lácteas, bajar la producción es sencillo: Bien pueden modificar la alimentación de los animales, o bien deshacerse de reses.