Fernando Ónega recibe el premio periodístico Diego Bernal

M. Cheda SANTIAGO

GALICIA

Sandra Alonso

«Teño un soño: que os medios informativos volvan facer a labor que fixeron na transición», confiesa el galardonado

23 ene 2016 . Actualizado a las 18:49 h.

Fernando Ónega (Pol, 1947), colaborador de La Voz de Galicia, ha recibido esta tarde en Santiago el premio Diego Bernal, que cada año desde hace 21 otorga la Asociación de Periodistas de Galicia (AG). El autor de Puedo prometer y prometo ha recogido el galardón en el marco de un acto en el que también han intervenido el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo; el del colectivo que concede la distinción, Arturo Maneiro; y el director de este periódico, Xosé Luis Vilela, quien ha glosado la trayectoria del homenajeado. «O que máis agradezo deste premio é que veña de vós, de compañeiros de oficio», ha reconocido el protagonista de la ceremonia.

En un discurso que ha arrancado varias sonrisas de los asistentes, Ónega ha bromeado: «Cando se levan 55 anos publicando, ninguén é tan malo que non teña algo de bo». Ya en tono serio, ha realizado una férrea defensa del «mellor oficio do mundo», el suyo, si bien ha lamentado varios males que actualmente arrastra: la «banalización», la «pérdida de credibilidade», la «dictadura do público», el «ensalzamiento da nadería»... «Teño un soño: que os medios informativos -ha confesado- volvan facer a labor que fixeron na transición. [...] Tal como está a situación política, a prensa volve ser o instrumento de salvación».

Vilela, en su intervención introductoria, ha alabado ante el auditorio la «mirada limpa», la «serenidade de xuízo», la «claridade», la «cercanía» y el «carácter positivo» del premiado, las «cinco leccións» que su trabajo transmite. Al cierre, Feijoo ha reivindicado también el espíritu de la transición y ha llamado a los medios de comunicación a que «axuden a solventar a encrucillada» política en la que se encuentra España. Además, ha suscrito varias de las afirmaciones que Ónega ha realizado: «O cuarto poder non pode ser o cotilleo e as televisións non poden ser o novo Parlamento».