Todos pendientes de si sube la marea

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Jorge Suárez, Martiño Noriega y Xulio Ferreiro, en una de sus visitas al plató de Vía V.
Jorge Suárez, Martiño Noriega y Xulio Ferreiro, en una de sus visitas al plató de Vía V. GONZALO BARRAL

La izquierda entra en pánico con el empuje de los herederos de AGE, y el PP cree que le puede beneficiar

17 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Unos señalan con el dedo la amenaza y otros prefieren ignorarla como cierta impostura. Pero lo cierto es que la vieja política gallega, ese tripartidismo representado durante un cuarto de siglo por el PP, el PSdeG y el BNG, está muy atenta a los movimientos que se hacen en esa especie de campamento político que ocupan los socios de En Marea, conscientes de que su enganche con el votante más joven y urbano les da combustible para mantenerse un tiempo en la cresta de la ola e incluso para disputar la presidencia de la Xunta cuando dentro de unos meses se convoquen las autonómicas. No todos valoran igual el potencial que puede tener el espacio construido por Podemos, Esquerda Unida y Anova. Empezando por la propia En Marea, donde la opción de gobernar se ve aún remota. Uno de sus representantes institucionales apuntó en privado que si realmente tuvieran interiorizada la conquista de San Caetano, ya tendrían que estar preparando «un equipo de 400 personas capacitadas» para dirigir el país. Y no es el caso. Andan más enredados con quinielas de candidatos o marcando territorio para decidir si el corazón de la confluencia ha de latir del lado nacionalista de Anova o teñirse de ese populismo socialista de Podemos, que tan bien definió el politólogo postmarxista Ernesto Laclau.

Falta todavía mucho para despejar las dudas que planean sobre la nueva candidatura de las autonómicas. Su marca, su cabeza de lista, el programa, las fuerzas promotoras... son cuestiones que, al igual que ocurrió con AGE, En Marea o algunas listas municipales, se cerrarán en el límite de los plazos legales para evitar el desgaste mediático. Si el adversario político no sabe exactamente quienes son ni qué quieren, tampoco podrá combatirlos eficazmente. Con todo, no es lo mismo la AGE del 2012 que su reinvención del 2016. Ahora está más claros sus propósitos y su campo de juego. Los cuadros humanos empiezan a ser conocidos y en algunas ciudades ya se puede valorar su capacidad de estas candidaturas para gestionar los problemas reales de la gente.

Los partidos tradicionales observan con interés la evolución de En Marea, con la que tanto se juegan. En el PP aparentan que su competencia apenas le tendrá coste, por mucho que la irrupción de esta coalición lograra aumentar de 8 a 12, sobre un total de 23, los escaños que tendrá la izquierda gallega en el Congreso. «Nuestros votos pueden irse a la tumba, pero no a En Marea», sostienen en la dirección, antes de remarcar que «la fortaleza de la marea es la fortaleza del PP», que siempre prefiere tener como rival a una plataforma liderada por Xosé Manuel Beiras capaz de tensionar a su electorado que al PSOE.

Mayor preocupación muestran los socialistas, que en Galicia fueron desplazados por En Marea como segunda fuerza política. Su portavoz parlamentario, Méndez Romeu, ya reconoció que el PSdeG encara un «escenario de risco» de que las autonómicas consoliden la foto de las generales y pierda la capacidad de liderar la alternativa al PP de Feijoo. Hay voces más optimistas. La de quienes creen que el partido tiene margen aún para reaccionar, rearmándose con todo su entramado institucional y un equipo potente que empiece a preparar las autonómicas, y esperar que la evolución del marco estatal le sea favorable, bien con una investidura de Pedro Sánchez o bien creando líneas de entendimiento con Podemos.

Más delicada es la situación del BNG que está en estado de shock desde el 20D. Una de sus diputadas pintó una imagen demoledora sobre el ambiente en las asambleas: «Parecemos as familias que logo dun accidente aéreo están esperando pola identificación dos cadáveres». Y es que en el Bloque temen ser devorados directamente por En Marea, de ahí que muchos en su seno empiecen a barruntar con la posibilidad de sumarse cuanto antes a la nueva coalición política para no desaparecer, algo que no acaba de seducir a la sala de motores de la UPG.

En temor político a En Marea existe en sus múltiples facetas. Su empuje es evidente. Y de momento lo único que parece capaz de frenarlo son sus propios errores, que los hay, y las carencias que puedan mostrar para solucionar las necesidades de la gente. Que al final, fue para eso para lo que llegaron.