¿Puede ganar Rivera las elecciones?

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

GALICIA

Pilar Canicoba

Los populares dan por hecho que gobernarán con apoyo de Ciudadanos, pero si el suflé sigue subiendo podrían ser ellos los que se vieran obligados a hacer presidente al líder naranja

16 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Los sondeos indican que nos encaminamos hacia un Gobierno del PP apoyado por Ciudadanos, pero tampoco habría que descartar que lo que se diera finalmente fuera un Gobierno de Ciudadanos respaldado por el PP. Los populares tienen asumido que no habrá más remedio que entenderse con el partido de Albert Rivera si se quiere formar una mayoría estable tras el 20D. Y eso complica la campaña electoral del PP, obligado a marcar distancias con el partido naranja para recuperar parte del voto emigrado, pero evitando al tiempo una ruptura de puentes que impidiera un imprescindible consenso futuro entre Rajoy y Rivera. Quedan fuera por tanto del escenario de campaña de Génova las estrategias de destrucción de Ciudadanos por la vía de los dosieres contra su líder o las de rebuscar en la basura del pasado de algunos de sus colaboradores.

En el PP juzgan casi imposible que un PSOE que sigue a la baja después de cuatro años de Gobierno de Rajoy consiga articular una mayoría para la que no le bastaría el apoyo de Podemos, que sigue en caída libre, y el de IU. Y ven altamente improbable que Ciudadanos apueste por aupar a la presidencia a Pedro Sánchez si este pierde las elecciones con la claridad que indican ahora mismo las encuestas.

No son pocos los populares que consideran que la necesaria alianza con Ciudadanos puede hasta venirles hasta bien. El fuerte rechazo que provoca el PP en votantes de otros partidos haría que un nuevo Gobierno de Rajoy en solitario, y sin el contrapeso de Ciudadanos, generara una fuerte crispación social ante la frustración de una gran mayoría de ciudadanos que esperan un cambio de ciclo que vaya más allá de las siglas. Algo similar a lo ocurrido en 1993, cuando Felipe González ganó de forma inesperada y consiguió gobernar, pero su Ejecutivo se descompuso de manera acelerada ante la pulsión imparable de cambio. El pacto de los populares con Ciudadanos, con un fuerte protagonismo de Rivera, haría más tolerable un nuevo ciclo de Gobierno del PP para esa gran mayoría a la que Rajoy le genera un fuerte rechazo. Esa alianza haría posible combinar la continuidad con una imagen de cambio político y de cierto relevo generacional.

Pero existe otro escenario posible que no contemplan en Génova, que es el de que el crecimiento de Ciudadanos continúe al ritmo actual y le lleve no solo ya superar al PSOE, algo que para algunos ya ha sucedido, sino también al PP. Para que el partido de Rivera consiguiera ganar las elecciones sería necesario un vuelco espectacular. Pero lo ocurrido en los comicios del 2004 demuestra que nada es imposible. En marzo de aquel año, a solo dos semanas de las generales el CIS atribuía al PP la mayoría absoluta con 176 escaños frente a los 131 que otorgaba al PSOE. La diferencia entre ambos era de 6,7 puntos. Dos semanas más tarde, y tres días después de los atentados del 11M, el resultado fue de 164 escaños para el PSOE y 148 para el PP, con cinco puntos de ventaja a favor de los socialistas. En ese escenario de un inesperado triunfo de Ciudadanos, el PP se vería obligado a hacer presidente a Rivera para no quedar fuera de juego con un pacto entre naranjas y socialistas.

Los tiempos políticos juegan a favor de Gómez Besteiro

En contra de lo que auguraban muchos de sus críticos en el PSdeG, José Ramón Gómez Besteiro está demostrando capacidad para mantenerse al frente del partido. Hubo quien auguró que no comería el turrón en la secretaría xeral. Y todo indica que sí lo hará. Hacer ahora cualquier movimiento interno en su contra, a pocos días de las generales, sería un suicidio político. Eso no quita para que algunos aguarden a Besteiro con el cuchillo entre los dientes al día siguiente de las elecciones generales. Habrá que ver si el líder del PSdeG repite jugada y logra mantenerse el tiempo suficiente como para llegar a una fecha tan cercana a las elecciones gallegas que haga imposible un cambio de planes.

Un escenario complejo para el PPdeG en las gallegas

El previsible escenario de una alianza entre el PP y Ciudadanos tras el 20D no le va a poner las cosas fáciles al PPdeG. Ocurra lo que ocurra, Ciudadanos saldrá catapultado de esos comicios. Y eso le va permitir, incluso sin apenas infraestructura en Galicia, entrar en el Parlamento gallego. En Andalucía no tenía tampoco nada, y a pesar de las torpezas de Rivera en campaña tuvo un éxito notable. Perder un solo escaño en favor de Ciudadanos podría implicar para el PPdeG la imposibilidad de gobernar. Y por eso Feijoo, o quien sea el candidato del PPdeG, tendrá que hacer una dura campaña contra un partido que, a esas alturas, será previsiblemente socio de Rajoy en el Gobierno de Madrid.

Beiras le gana la partida a Iglesias usando sus armas

Pablo Iglesias comprueba en sus carnes algo que estaba cantado en Galicia. El líder de Podemos está acostumbrado a que su capacidad de adaptar el discurso a las circunstancias y el territorio le permita salirse siempre con la suya. En Galicia, su táctica fue deshacerse en elogios a Beiras pero trabajar en la sombra para desactivarlo. Beiras lleva en esto ya muchos años y no se ha dejado enredar. Ha pagado a Iglesias con la misma moneda. Elogios, pero inflexibilidad. Tras ganar ese envite, Beiras arremete ahora contra Iglesias, mostrándose fiel a otra de sus características, su incapacidad para el consenso y su tendencia a la autodestrucción política. Algo que Podemos puede pagar caro en Galicia.