Aranguren ve «afán de perjudicar» en una de las profesoras de Asunta

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

SANDRA ALONSO

El abogado de Rosario Porto critica su «vehemencia» y «odio patente» y tiene «muy presente» deducir testimonio contra más de un testigo

09 oct 2015 . Actualizado a las 09:01 h.

El juicio por el caso Asunta llegó ayer a su ecuador -van ocho jornadas, quedan otras tantas- y los testigos fueron protagonistas, pero no por lo que dijeron, sino por lo que de ellos se opinó. El más locuaz fue, como siempre, José Luis Gutiérrez Aranguren, que al terminar la sesión apuntó directamente contra el testimonio que, al menos mediáticamente, más daño le ha podido hacer a su defendida Rosario Porto, que no es otro que el de los «polvos blancos» de los que Asunta le habló a sus profesoras de música María Isabel y María José. A la declaración de esta última se refería Aranguren al lamentar la «vehemencia de alguna» a la que le vio «un odio que era patente» y un «notorio afán de perjudicar» sin aportar motivos objetivos.

El letrado coruñés tiene «muy presente» deducir testimonio «contra más de una persona», por entender que en sus declaraciones se han vertido falsas aserciones, de manera que no se tengan en cuentan sus palabras y que incluso sean investigadas. No fue más allá a la hora de poner nombres propios, pero era la segunda vez desde que comenzó el juicio que se quejaba de las dificultades que ha tenido su patrocinada con testigos supuestamente «afines» que ahora se alejan de Porto. Aranguren también se mostró molesto por un apercibimiento del presidente del tribunal, el juez Cid, que le ha pedido que deje de solicitar a todo cuanto pasa por la sala y conocía a la familia Basterra Porto una valoración «subjetiva» de sus relaciones. «Se ha hablado muy mal de mi cliente, así que [el juez] debe dejar que la gente que la conoce diga lo que tenga que decir y que no hagan infundios».

Testimonios «innecesarios»

Por su parte, la abogada de la asociación Clara Campoamor, Rocío Beceiro, lamentó que buena parte de la jornada se haya perdido tomando testimonio a Ramiro Cerón Jaramillo, el hombre cuyo rastro genético apareció en la camiseta de la niña tras las pruebas de laboratorio en Madrid. La letrada consideró que la sesión fue «en parte innecesaria» porque se trajo a la vista un caso «archivado» en el que no ve contradicciones y que, a su juicio, «ya está aclarado».

Una «bromista» que envió un wasap a su amiga: «Hoy me han intentado matar»

Aprovechando el despliegue técnico en la sala para las videoconferencias previstas en Madrid en la sesión de ayer prestó testimonio de forma breve la amiga a la que Asunta escribió un wasap después del incidente en la madrugada del 5 de julio, cuando supuestamente la atacó un hombre en su cama con guantes de látex: «Hoy me han intentado matar», escribió en su iPhone 4 Basterra Porto. «Pensé que no era en serio», explicó la testigo de 14 años, que volvía con ella a casa a diario. El motivo para no darle importancia es que su amiga, que lo era desde los tres años, la consideraba una persona «muy feliz y bromista», y lo cierto es que cuando se volvieron a ver el tema no volvió a salir.

Las cenizas de la niña

También testificó Teresa Sampedro, una amiga muy estrecha de la familia Porto, que tuvo la iniciativa de contactar con el abogado de Rosario para organizar la recogida de las cenizas de la niña, que «a finales de octubre» seguían en el tanatorio.

Reprimenda del juez a la letrada de Basterra por hacer un «tercer grado» al testigo

Se veía venir. El presidente del tribunal, Jorge Cid, no se había sentido cómodo cada vez que las líneas de los interrogatorios derivaban hacia el error del laboratorio que acabó con la imputación y posterior sobreseimiento de todas las diligencias abiertas contra Ramiro Cerón Jaramillo, residente en Madrid. Pero había que pasar el trámite de tenerlo en la sala (por videoconferencia) y en calidad de testigo.

Abría el fuego en la sesión la letrada de Alfonso Basterra, Belén Hospido, que no tardó en sacar a relucir el motivo por el cual el semen de este hombre se encontraba en el laboratorio que investigaba restos biológicos de la camiseta de Asunta, un presunto delito «por agresión sexual», como el mismo reconoció. Pero ahí se acabaron las preguntas de ese corte. Cid Carballo fue tajante al advertirle a la togada que estaba «bordeando» los derechos del testigo, al que estaba sometiendo a un «tercer» grado «como si fuera un acusado». Hospido trató de reformular su cuestión y el juez fue cortante: «¡Impertinente, siguiente pregunta!».