Los que acusan y los que defienden enseñaron sus tácticas. Los abogados de los acusados tienen respuesta para todas las pruebas o indicios. Los que imputan saben dónde meter el dedo
03 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Si Rosario Porto no le dio Orfidal a su hija, como jura, y su padre tampoco, ¿quién administró ese potente ansiolítico a Asunta durante varios meses? ¿En qué momento de aquel fatídico día le hicieron ingerir una dosis casi mortal del mismo medicamento? ¿Quién lo hizo? Declararon los acusados durante más de 10 horas y todo lo que dijeron no sirvió para responder a estas preguntas. Ahí se libra la guerra entre acusaciones y defensas, que ya mostraron sus estrategias.
¿Qué indicios existen contra Rosario Porto?
Las acusaciones mostraron en estos primeros días del juicio toda la munición que tienen contra la madre de Asunta. Lo primero es el cambio de versión sobre la tarde en que ocurrieron los hechos. ¿Por qué dijo que había dejado a Asunta en casa y luego reconoce que se la llevó a Montouto cuando el juez instructor le dice que las cámaras muestran lo contrario? ¿Es creíble el argumento de que en aquellos momentos estaba nerviosa y no sabía ni lo que decía? Otro asunto que la compromete, según la Fiscalía y la acusación popular, es la presencia de polvos de Orfidal en su falda. Las cuerdas con las que ataron las manos y los pies de la niña también la cercan, pues encontraron una bobina similar en su casa de Montouto y otro trozo en una papelera. Hay más. Les parece sorprendente a las acusaciones que dos meses antes del crimen un extraño entrase en su casa por la noche e intentase estrangular a Asunta y su madre no quisiera denunciar algo tan grave. ¿Fue un ensayo del crimen? ¿Fue un intento fallido? Son las preguntas que lanza al aire la Fiscalía.
¿Qué hay contra Alfonso Basterra?
Lo que más lo compromete es que compraba el Orfidal. Iba él a la farmacia a adquirirlo. Concretamente, 125 comprimidos en el mes de julio. Lo reconoció en el juicio y las acusaciones le atacaron por ahí. También le preguntaron mucho por el día que llevó a su hija a clases de música y los profesores la vieron totalmente dormida. Lo peor es que la víspera había dormido en su casa. Le pidieron explicaciones también por fotos «comprometedoras» de Asunta. ¿Por qué le hicieron una en la que aparecía amortajada, como una momia? O el hecho de que dejase su rastro de ADN en la ropa interior de la niña. Tampoco le pintan bien las cosas a Basterra cuando le recuerdan lo que declaró ante Vázquez Taín. Cuando dijo aquello de que le había dado polvos blancos a su hija porque odiaba la medicina y había que engañarla. Ayer dijo que jamás le dio eso. Una profesora, por si fuera poco, declaró que la niña se le quejó de que sus padres le daban polvos blancos y una vez su madre le administró unos que la hicieron dormir dos días. Si la testigo insiste en ello, cuando acuda a declarar, será una losa importante sobre Basterra y tendrá que cargar con ella todo el juicio.
¿Qué defensa tiene la acusada?
Su abogado, Gutiérrez Aranguren, tiene respuestas para todas las preguntas que la acorralan. Si Rosario tenía Orfidal en su falda es porque un médico se lo recetó y tomaba dos pastillas al día. Le habían diagnosticado depresión. Sobre su cambio de versión de lo que hizo el fatídico 21 de septiembre del 2013, lo achaca al estado de conmoción. Primero, cuando su hija no aparecía y luego cuando le dijeron que había sido asesinada. También rebate el hecho de que tuviese en casa el mismo tipo de cuerda con la que se ató a Asunta, pues es el modelo más utilizado en el ámbito rural. De la presencia de un extraño en la madrugada del 5 de julio de aquel año en casa y que no lo quisiese denunciar, Aranguren dice que como la madre no quería que su hija pasara por el trauma de acudir a declarar o, en caso de encontrar al malhechor, tener que ir a reconocerlo. Como abogada, dice, sabe lo que conlleva una denuncia con un menor como víctima. Luego está el móvil. Si las acusaciones sostienen que la mataron porque les estorbaba, el letrado de la defensa dice que si una persona adinerada y con gran patrimonio como era Charo no quisiese tener a la niña consigo, lo tendría muy fácil: mandarla interna al extranjero. O cederle la custodia al padre, pero nunca asesinarla. Es más, siendo como es ella abogada y una persona inteligente y preparada, cómo es posible que cometiese un crimen dejando tantas pistas.
¿Con qué contraataca la abogada del padre de Asunta?
La letrada Belén Hospido dio un giro importante durante la instrucción. Cuando nueve meses después del crimen presentó su escrito de defensa, sin exponerlo claramente, descargaba sobre Rosario toda responsabilidad en el asesinato. Llegó el juicio y, lejos de imputar a Porto cualquier indicio, la defiende y su cliente dice cosas como «es la madre que toda niña desearía tener». Hospido dijo que no se había entendido bien su escrito de defensa. Sobre el hecho de que su cliente comprase el Orfidal, quiso convencer al jurado de que su patrocinado era el encargado en aquella casa de ir a la compra y también a la farmacia. Sobre el episodio de la academia de música, en la que los profesores notaron a Asunta mareada, responde que su cliente llevó aquel día a la niña con un gran brote de alergia porque Asunta se empeñó en ir pese a que el padre le decía que se quedara en casa. Y al llegar a clase advirtió a los maestros que la cría estaba mal. Es más, les dijo que si empeoraba, que lo llamasen. «Y no lo hicieron», según declaró ayer Basterra. En cuanto a fotos comprometedoras de la niña, argumentan que a Asunta le encantaba disfrazarse. De lo que fuera. Siempre lo hacía, dijo.