Tres meses más de forma que de fondo

La Voz SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Los gobiernos de la mayoría de las ciudades acusan su debilidad ante la oposición en el arranque del mandato

20 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Cien días cumplen mañana en el cargo los alcaldes designados para el mandato 2015-2019, que arrancó con cambio de regidor en 99 concellos donde viven casi la mitad de los gallegos: 1,31 millones. En las grandes ciudades, por norma general, han sido tres meses largos más de gestos que de iniciativas de calado. También de desencuentros institucionales, de promesas a medio cumplir, de patinazos producto de la inexperiencia y, con la excepción de Vigo, de cierta inestabilidad, la derivada de la falta de entendimiento entre unos gobiernos locales sin mayorías absolutas y unas oposiciones fuertes.

Vigo

Vigo

Agitando la protesta. Abel Caballero ha dedicado parte del inicio de su tercer mandato a escenificar su estrategia de abrir un tiempo nuevo con el presidente de la Xunta, aunque en paralelo ha elevado un grado la intensidad de sus ataques hacia Alberto Núñez Feijoo. Apenas ha cambiado su modo de gestionar. Tampoco ha llevado a cabo ningún proyecto especialmente novedoso. Pero sí se ha entregado a la labor de concienciar a instituciones, partidos y ciudadanía de que ahora cuenta con el 63 % de los concejales de la corporación y el respaldo mayoritario de las urnas. Desde esa posición ha exigido a Feijoo que cambie la ley del Área Metropolitana para que abarque todo el sur de la provincia y ser él quien la presida. Y para dejar clara su influencia en un mapa en el que el PSOE se ha hecho con alcaldías antes impensadas, se empleó a fondo en avivar en todo el entorno de Vigo una manifestación contra la gestación y gestión del nuevo hospital, que él tradujo en una protesta contra Feijoo. Pero también en el conflicto del centro hospitalario Caballero se ha encontrado su primer obstáculo: primero reiteró su negativa a hacer un párking gratuito junto al Álvaro Cunqueiro y al final ha tenido que acabar construyéndolo. En su haber, la presidencia de la FEMP, desde la que apunta a querer hacer en este su tercer mandato algo más que política local.

A Coruña

Coruña

Pocos objetivos cumplidos. La Marea presentó en su programa 27 medidas urgentes a cumplir en los primeros cien días. Siete de ellas están ejecutadas y el resto están en mayor o menor medida en marcha, si bien en muchos casos el desarrollo es todavía muy incipiente o poco más que la voluntad de hacerlo. Hoy los vecinos pueden intervenir en unos plenos que se retransmiten por Internet, los sueldos políticos son más bajos (40.000 euros el alcalde, Xulio Ferreiro, 35.000 los ediles), no se han celebrado corridas de toros, se han publicado las declaraciones de bienes -ya se hacía- y no se colabora en desahucios. Sin embargo, poco se sabe, por ejemplo, del plan de erradicación del chabolismo o de la renta básica universal. En lo político el arranque del mandato ha puesto en evidencia la minoría de la Marea, que por dos veces vio rechazada en el pleno su propuesta de modificación del presupuesto para pagar facturas y poner en marcha alguno de sus planes. Los primeros meses quedaron marcados también por el enfrentamiento con la Autoridad Portuaria por la obra de la Marina y por la reducción del gasto en fiestas y otras actuaciones.

Ourense

Ourense

Desfile de cargos. Ourense ha pasado en cien días de la crispación y judicialización a la «normalidad» pregonada por el alcalde, Jesús Vázquez (PP). Este ha dedicado sus primeros meses al frente de la ciudad a tirar de agenda para lograr compromisos y acuerdos con otras administraciones: por la capital han desfilado conselleiros y la ministra de Fomento para garantizar inversiones que llevaban años aparcadas, como el caso de la integración del AVE o la variante Norte. El principal cambio ha sido más de formas que de fondo, y una de las mayores obsesiones de Vázquez ha sido la de dar una sensación de actividad y diligencia en la vida cotidiana del Concello. Desde mejorar el servicio de limpieza viaria hasta, por ejemplo, contratar en septiembre las luces de Navidad. Su principal escollo ha sido la primera crisis de gobierno, provocada por la decisión de Baltar de impedir que el número tres del gobierno de Ourense compatibilizara su cargo con el de director del Centro Cultural de la Diputación. También le pasó factura el gobernar en minoría: la oposición le obligó a dejar de lado la reducción prometida en el programa de dinero para los grupos políticos y a recortar a la mitad su primera modificación presupuestaria.

Lugo

Lugo

Trabajo que no se ve. La socialista Lara Méndez fue alcaldesa de Lugo por sorpresa, porque el BNG y la marea Lugonovo se negaron a apoyar a José López Orozco para repetir, por quinta vez, en la alcaldía. Ni ella, ni la mayor parte de los otros siete concejales del PSOE diseñaron el programa para las municipales y la experiencia de Lara Méndez como vicepresidenta de la Diputación tiene poco que ver con el ejercicio de la alcaldía. Por eso es difícil buscar incumplimientos en su gestión. Quizá lo más directamente achacable es que, a estas alturas del mandato, sigan sin comenzar, y muchas de ellas aún estén en fase de adjudicación, las, en números redondos, 50 obras en calles y mejoras de servicios acordadas por el anterior alcalde y el PP, en junio del 2014, con cargo al ahorro municipal. Méndez asegura que en estas semanas el gobierno local ha llevado a cabo un trabajo de organización de áreas que no se ve, pero que dará frutos. Es una forma de salir al paso de la extendida percepción ciudadana, tal vez falsa, de que está paralizada la gestión de los grandes asuntos, salvo la suspensión de la ORA.

Santiago

Santiago

Sin iniciativas de calado. En Santiago, los desencuentros institucionales han marcado en buena medida los cien primeros días de un mandato que se estrenaba con un gobierno sin experiencia en la gestión pública, con la única excepción del alcalde, Martiño Noriega (Compostela Aberta), que el mismo día que recogía el bastón de mando de la capital cedía el del vecino municipio de Teo. Reconducida la tirantez inicial con la Xunta tras el encuentro del regidor con Feijoo y aclarados los recelos del nuevo gobierno con el proyecto de la futura estación del AVE, a nivel más doméstico la gestión de Compostela Aberta no ha deparado de momento iniciativas propias de calado más allá de la eliminación de las direcciones de área del Ayuntamiento y de abrir un período revisionista de los proyectos urbanizadores del anterior gobierno. Sí se ha prodigado en establecer contactos con entidades vecinales y sociales para conocer sus demandas, mientras a nivel municipal está demorando el momento de poner a prueba su capacidad de negociación. Con solo 10 concejales en una corporación de 25, tendrá que hacerlo. De momento, en el primer pleno ordinario ha evitado que esa minoría se evidenciase: solo llevó la fijación de los festivos locales.

Pontevedra

Pontevedra

Nada de cortesía. En Pontevedra, los cien primeros días de Miguel Anxo Fernández Lores (BNG) son en realidad más de 5.900, ya que lleva gobernando la ciudad desde julio de 1999. «Dende o século pasado», como le gusta decir a la oposición, que por tal motivo ni siquiera ha concedido este tiempo de cortesía al regidor nacionalista. Aunque por primera vez desde 2003 el BNG gobierna en solitario (y en minoría), ese carácter continuista ha restado a estos primeros cien días medidas rompedoras. Sin embargo, la acción de gobierno ha sido intensa, e incluso se ha presentado ya un plan de inversiones para los cuatro años de mandato cifrado en 60 millones de euros. El foco, una vez más, está en extender y consolidar un modelo de ciudad que ha merecido reconocimientos internacionales para Pontevedra y que absorberá prácticamente la mitad de esa inversión. En el lado negativo, Lores ha visto cómo se frustraba definitivamente la batalla judicial que el Concello mantenía con Sogama desde el año 2008. El Constitucional falló en contra, y el resultado es que las arcas municipales han de afrontar un pago de cinco millones.

Ferrol

Ferrol

Vaticinios de ruptura. Los cien primeros días de gobierno han demostrado al bipartito formado por Ferrol en Común (FeC) y PSOE que las cosas no serán fáciles. Jorge Suárez se autodefinía días antes de su investidura como un «activista», no como un gestor. Pero en poco más de tres meses ha tenido que gestionar varias crisis. La primera, la del agua, la que dejó sin suministro potable a cinco municipios de Ferrolterra durante cuatro días. La más reciente, la de una depuradora en funcionamiento desde hace más de un año que todavía no depura. Por el camino se ha topado con la Iglesia: en junio, destapando la caja de los truenos al anunciar su intención de no subvencionar la parte religiosa de la Semana Santa, y hace siete días, por su ausencia en la ofrenda a la Virgen de los Remedios en Mondoñedo. En el aspecto político, el gobierno local está bastante menos cohesionado de lo que pretende aparentar. FeC y el PSOE de Beatriz Sestayo han chocado en varias ocasiones y existen fisuras que han comenzado a alimentar los vaticinios de ruptura. Además, el gobierno debe hacer frente a su endeble minoría en el pleno, con 11 ediles sobre 25, los mismos que el PP. El BNG (2) vende caro su papel de aliado natural y ejerce en los últimos meses como azote del bipartito al que aupó al poder.

Galicia ya ha vivido una moción de censura a la que podría seguir otra

En estos tres meses largos, la Galicia municipal ya ha vivido una moción de censura -en Boimorto- a la que pronto podría seguir otra, esta en la Diputación de Lugo. En Miño la anormal situación actual también hace prever movimientos.

Boimorto

Alcalde desde hace un mes. Quien aún tardará en cumplir sus cien primeros días de mandato es Gonzalo Concheiro, alcalde de Boimorto (A Coruña) por el Partido Popular, que el 15 de agosto propició la primera moción de censura tras las elecciones municipales del 24M. Con el apoyo del ahora edil del grupo de los no adscritos José Balado, que había concurrido en la candidatura del PSdeG, la formación conservadora le arrebató el bastón de mando del municipio coruñés al BNG, alegando que había sido la lista con mayor respaldo electoral (5 ediles) y la nacionalista, en el otro extremo, la de menos apoyos (2 actas). El PP gobierna en minoría con el respaldo explícito del que fue concejal díscolo de los socialistas, tal y como quedó patente la semana pasada en el pleno de organización municipal, una polémica sesión marcada por la renuncia del regidor a la única dedicación del Concello, que asumió, con carácter exclusivo, la teniente de alcalde, María Jesús Novo.

Miño

Sin acuerdo por ahora. Más de tres meses después de la investidura, PP y PSOE, con seis concejales cada uno, siguen sin llegar a un acuerdo para votar una alternativa a Ricardo Sánchez, el alcalde solitario de Miño que fue aupado al sillón de gobierno por los populares, con los que posteriormente rompería. Contra todo pronóstico, Sánchez ha resistido con el bastón de mando, un tiempo que ha aprovechado para escarbar en asuntos tan sensibles para el anterior alcalde, del PP, como la polémica urbanización de Fadesa.

Diputación de Lugo

Posible cambio de gobierno. Como en Miño ocurre con el alcalde, en la Diputación de Lugo hay una presidenta imprevista: Elena Candia, del PP (12 diputados), quien accedió al cargo por la negativa del BNG (2) a apoyar para el puesto a Manuel Martínez, del PSOE (11), por estar este imputado. Las cúpulas de socialistas y nacionalistas llevan negociando desde el mismo 24 de junio en que fracasaron para retener el mando en la institución, y parece que la moción de censura podría estar ya cercana. Si se demora mucho en el tiempo, de hecho, el PSdeG perderá también una presidencia de la Fegamp que tras los comicios de mayo creía tener asegurada. Hasta ahora, Candia ha dedicado buena parte de sus esfuerzos a intentar aclarar los asuntos más complejos abordados por su predecesor, el socialista José Ramón Gómez Besteiro.

Información elaborada por Carlos Punzón, Eduardo Eiroa, Rubén Nóvoa, Enrique G. Souto, Rosa Martínez, Serxio Barral, Rocío Pita, Natalia R. Noguerol, Serxio González, Toni Silva y M. Cheda.