Testigos del accidente vinculan al viento con el suceso, que ocurrió cuando trabajaba para apagar un incendio
28 ago 2015 . Actualizado a las 13:23 h.El piloto de una de las avionetas del servicio de lucha contra incendios forestales, con base en Doade, sufrió ayer un accidente cuando participaba en las labores de extinción de un fuego en el municipio de Castro Caldelas. Aunque la determinación de las causas del siniestro es competencia de Aviación Civil, por lo que desde la Xunta no es previsible que aporten versión oficial alguno sobre los motivos del accidente, testigos presenciales del suceso explicaron ayer en el mismo lugar cómo la avioneta empezó a moverse, aparentemente zarandeada por el viento. El piloto logró desprenderse de la carga de agua y, posteriormente, de acuerdo con la interpretación de los testigos, perdió altura y acabó estrellándose en una zona de difícil acceso a pie. El vehículo quedó destrozado en una zona de árboles.
El accidente ocurrió sobre las cuatro de la tarde, una hora y media después de haberse declarado el fuego en un lugar de Celeirón, en el municipio de Castro Caldelas. El rescate del piloto se vio dificultado por el complicado acceso al lugar. Pedro S. G., de 34 años y natural de Almería, ingresó inicialmente en el área hospitalaria de críticos -destino habitual de lesionados con heridas que se presumen graves- del CHUO, pero la exploración a la que fue sometido suavizó el alcance de las lesiones, por lo que fue trasladado a la zona de urgencias para pacientes con riesgo menor. La fractura de dos costillas parecer ser el efecto más grave de un accidente potencialmente peligroso.
El incendio, que arrasó unas cuarenta hectáreas de monte, en una zona con gran densidad de vegetación, quedó estabilizado poco antes de las cinco de la tarde y se dio por controlado poco después de las siete de la tarde.
La Xunta movilizó cinco helicópteros y tres aviones, entre los que se encontraba el aparato implicado en este accidente. Se trata de un equipo modelo Dromader asentado en la base de Doade, en el municipio lucense de Sober.
Aparte de los medios aéreos, en este incendio intervinieron un técnico, tres agentes forestales, once brigadas y cuatro motobombas. A pesar de que las llamas pudieron ser controladas en dos horas, el fuego afectó a un total de cuarenta hectáreas.
En otro incendio en la parroquia de Ábedes, en el municipio de Verín, un operario de una brigada sufrió una torcedura que precisó de atención en el centro de salud de Verín. Este fuego quemó 20 hectáreas.