La carrera más cara de un taxista

Dolores Vázquez BETANZOS / A CORUÑA

GALICIA

Un profesional de Betanzos, denunciado tras dar positivo y amotinarse los clientes que debía llevar a Asturias porque se quedó dormido al volante

27 ago 2015 . Actualizado a las 11:12 h.

Dos kilómetros fueron lo que aguantaron los clientes de un taxista de Betanzos que fueron recogidos el pasado sábado en el peaje de Macenda, antes de amotinarse y decidir que no seguían viaje por el estado en el que se encontraba el profesional, que finalmente fue denunciado ya que dio positivo en el control de alcoholemia. El trayecto que tenían que hacer eran 243 kilómetros, pero no se arriesgaron ante el estado que presentaba el profesional, que los recogió a ellos y al equipaje y del que no sospecharon nada hasta que emprendió la conducción.

La aventura de la familia comenzó el sábado cuando al regresar desde Portonovo al municipio asturiano de Grado, uno de los dos coches en los que viajaban se estropeó a la altura de Macenda y el seguro les ofreció continuar el viaje en un taxi o coger un coche de alquiler. Optaron por un taxi para evitar tener que preocuparse de la devolución.

«Mi cuñado cogió el volante»

«Mi pareja y yo continuamos en mi coche y mi cuñado, su mujer y mi suegra se subieron al taxi», explica una integrante de esta familia. «Al salir empezó a hacer eses por la autopista y a los dos kilómetros del peaje se durmió y gracias a que mi cuñado, que iba de copiloto, cogió el volante y consiguió llevarlo al arcén y el taxista logró frenar», relata sobre el suceso.

«No se mataron de milagro, pero aún pensamos si le podía haber dado algo y aún le preguntamos si estaba bien», comenta y asegura que lo único que hizo fue decirles que sí y en ese momento fue cuando notaron el olor a alcohol. Optaron por llamar al 112 y explicarles la situación.

«Tráfico llegó en una hora, nosotros nos pusimos en un prado fuera del arcén y el señor se pasó una hora durmiendo», explica una de las afectadas. A los agentes le relataron lo que había pasado y tras hablar con el taxista optaron por realizarle la prueba de alcoholemia. «No nos dijeron qué dio, pero sí que efectivamente estaba muy bebido y que había superado el límite por lo que iba a ser denunciado por lo penal», indica esta turista asturiana.

«El señor no podía caminar, tuvo que ser cogido por los dos guardias, no sé cómo no nos dimos cuenta cuando vino a por nosotros, yo lo cuento ahora y aún tiemblo», relata y comenta que aunque advirtieron a los agentes de la Guardia Civil que querían poner una denuncia por la situación, ya les explicaron que «no hacía falta porque superaba la tasa permitida y el lunes tenía que ir a juicio». «Mis familiares me contaron que el problema no fue solo cuando se quedó dormido, sino que al arrancar en el peaje un piloto pitaba porque no se había puesto el cinturón y que fue mi cuñado quien le advirtió que parase ya que salió del peaje a la vez de un camión e iban a chocar», comenta esta mujer aún afectada por el suceso.

La tasa permitida se reduce al 0,15

Los conductores profesionales tienen más restricciones que un conductor normal a la hora de la ingesta de alcohol. Las tasas que se les permiten son similares a los de los conductores noveles. En estos casos es 0,15 miligramos de alcohol por litro de aire expirado o 0,30 gramos de alcohol por litro de sangre.