Pedro Puy Fraga: «En las mareas veo una política de símbolos que no conduce a nada»

Domingos Sampedro
Domingos Sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Álvaro Ballesteros

Puy dice que aún hay tiempo para hacer la reforma electoral en Galicia

22 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La política gallega realizó un importante giro en las municipales de mayo, con el retroceso electoral sufrido por el PP y la llegada de las coaliciones instrumentales al gobierno de algunas ciudades. Pedro Puy (Granada, 1962) fue testigo de estos hechos desde el Parlamento y cree que su partido está todavía a tiempo de reconectar con la ciudadanía.

-¿En qué consisten los cambios de actitudes y de políticas anunciados por el PP tras el revés de las municipales de mayo?

-Básicamente en abrirse más a la sociedad, en analizar las experiencias donde tuvimos más éxito y en intentar conectar más con las demandas ciudadanas.

-¿Y en estos tres meses, qué ha hecho el PP para reconectar?

-Pues abrir nuevas vías de diálogo y basta con poner dos ejemplos. Uno son las reuniones que ha mantenido el presidente de la Xunta con los nuevos alcaldes de las ciudades, en las que todos, con independencia de su color político, han salido satisfechos por el clima de colaboración. Y el otro es la ponencia política abierta por el PP a la opinión pública para que nos digan cuáles son las principales líneas de actuación de futuro.

-¿De todo eso hay que entender que el PP no estuvo conectado estos años con la calle?

-En absoluto, no dejamos a la gente tirada con la crisis, sino que hemos contribuido a mejorar las cosas. Es cierto que la crisis ha dificultado mucho la acción política, en la medida en que los recursos han mermado y las necesidades aumentaban, pero hemos preservado el gasto social más alto. Ahora tenemos que poner más énfasis en la explicación, dejar claro que a medida que la recuperación permita presupuestos crecientes, también habrá más política social.

-¿Qué lectura hace de la gestión de las coaliciones ciudadanas que gobiernan algunas ciudades?

-No se han cumplido los cien días desde las municipales, aunque estamos a punto, y lo que se está demostrando es que, ya sea Grecia, Barcelona o cualquier ciudad gobernada por grupos populistas de izquierda, hay una diferencia importante entre gobernar y hacer crítica desde la oposición. Es significativo que la alcaldesa de Barcelona diga que siente impotencia, lo cual revela que no es lo mismo estar al frente de una manifestación que asumir responsabilidades de gobierno.

-¿Y centrándonos en las mareas de las ciudades gallegas?

-En las mareas veo una política de símbolos que no conduce a nada, y habrá que esperar para ver si en torno a estas plataformas se consolida una opción de gobierno razonable.

-¿Usted qué vaticina?

-Como mucho me atrevo a augurar que la mayoría no se van a consolidar, pero sí es posible que en algún caso puntual puedan cuajar esa fórmula si son capaces de adaptarse a la realidad.

-¿Comparte la decisión de los gobiernos de las mareas de no participar en actos religiosos?

-Puedo entender que un alcalde no quiera participar en un acto por creer que va contra su conciencia, pero eso hay que separarlo de la representatividad de la institución. Existen alternativas. Puede ser que a un alcalde no le guste oficiar ceremonias matrimoniales, pero eso no debe impedir que un ayuntamiento las haga. Y lo mismo ocurre con los actos que representan a una parte importante de la sociedad.

-El Parlamento acaba de reformar sus reglamento mediante un acuerdo del PP y el PSOE con los demás grupos en contra. ¿Quién sale ganando con este pacto?

-Gana la Cámara en su conjunto, porque agiliza los debates, porque normaliza cuestiones que se estaban realizando fuera del reglamento y porque refuerza la capacidad de control al Gobierno.

-Como dejando abierta la posibilidad de investigar al Gobierno sin tener su apoyo...

-Por ejemplo. Que la oposición sin tener mayoría, pueda crear una comisión de investigación es una novedad en el parlamentarismo moderno y refleja el calado que tiene esta reforma.

-¿Ve posible ampliar el diálogo con el PSOE más allá de cubrir las vacantes en organismo o pactar las reglas del Parlamento?

-Eso es el diálogo mínimo, pero lo ideal sería ampliarlo a otras cuestiones que trascienden a una legislatura, como el plan estratégico o la Lei do solo. A partir de septiembre veremos si es posible.

-¿El frenazo del PP a la reforma electoral y al recorte de escaños es definitivo?

-Eso tendrá que decidirlo el grupo y el partido en el próximo período de sesiones.

-¿No cree que fue un error defender durante tanto tiempo la necesidad de una reforma y ahora retirarla sin más?

-El error no ha sido nuestro, sino en quien no ha visto que las estructuras políticas también se podrían adaptar a la crisis que hemos padecido.

-¿Están a tiempo de sacar el texto del cajón y aprobarlo antes de las autonómicas?

-Estamos a tiempo de hacerla, y lo que esperamos es que los grupos de la oposición, que hasta el momento se han negado a abordar esa cuestión, comprendan que el error es no dar un ejemplo a la sociedad en época de crisis.

-Pero ahora se habla más de recuperación, no de crisis.

-Y le recuerdo que la reforma la planteamos al inicio de la legislatura, y si algo no se nos puede achacar es que intentamos llegar a un consenso en este asunto.