Octavio Cadelo Tojeiro: «No apoyo esas salvajadas y lo que hago con la camiseta es denunciarlo»

Carmela López
Carmela López FERROL / LA VOZ

GALICIA

ANGEL MANSO

El exmilitar y empresario de serigrafía de Narón asegura que lo que buscaba en la imagen de la decapitación era la mirada del verdugo

15 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El vecino de Narón al que la Audiencia Nacional ha imputado por apología del terrorismo yihadista ya está de vuelta en casa, sorprendido por la repercusión que ha tenido su detención y con ganas de explicar su versión de lo ocurrido. Octavio Cadelo Tojeiro asegura ser una persona moderada, de centro, con unos gustos que, según dice, parecen no agradar al Ministerio de Interior, al que culpa de haber cometido un grave error con él. Pero lo que para Cadelo constituye una inocente «forma de liberar tensiones» es, para la Audiencia Nacional, un delito de humillación a las víctimas del terrorismo, por el que fue imputado formalmente tras declarar el jueves ante el juez Santiago Pedraz. Tras esa declaración, Octavio Cadelo fue puesto en libertad, y como medida preventiva se le impuso la obligación de comparecer cada semana en el juzgado y se le prohibió salir de España, razón por la cual le fue retirado el pasaporte.

-¿Cómo fue la detención?

-La Policía llegó a las diez menos cuarto de la noche, cuando estaba saliendo del local. Me enseñaron la placa y después me esposaron. Yo me dejé llevar en todo momento y no tuve ningún problema. A continuación me llevaron a la Comisaría, me tomaron las huellas y después hicieron el registro del taller y la casa. Al terminar me llevaron a Madrid, me metieron en un calabozo y por la tarde hablé con la abogada, una abogada de oficio, porque yo no tengo nada que ocultar, y en la declaración me sentí bastante confuso, porque no sabía de qué me estaban acusando. Al salir me enteré de todas las exageraciones que se habían contado sobre mí.

-¿Qué paso en el interrogatorio en la Audiencia Nacional?

-Me preguntaron, bueno, yo también les tiré un poco de la lengua porque a mí me mola eso del politiqueo y temas de Oriente Medio. Les conté cuáles eran mis posiciones, exagerándolas un poco para que no me relacionasen con el Estado Islámico. Hablamos un poco de geopolítica de Oriente Medio, y yo siempre tratando de desvincularme del terrorismo. No apoyo ese tipo de salvajadas y lo que hago con las camisetas es denunciarlo.

-¿Qué opina del yihadismo?

-Eso es una salvajada, pero también hay que mirar la situación que se está viviendo en Oriente Medio, que es muy complicada. Parece ser que mis opiniones molestan a mucha gente. Yo intento encontrar las causas de esa movida, pero no la apoyo. Yo no soy musulmán, ni vivo allí, es algo ajeno.

-¿Y cómo justifica el tema de las camisetas?

-Son una forma de reivindicar y de liberar mis tensiones también, porque coges las noticias y ves todo violencia y guerra. Yo no estoy cometiendo ningún delito.

-¿Hizo muchas ventas?

-De ese tipo, ninguna. Es que yo imprimo las camisetas a demanda. Están plasmadas en la página web, solo con soporte informático, y, si alguien las pide, se le preparan. Pero eso no lo compra nadie, porque ¿quién se las va a poner? Es una barbaridad. Tampoco buscaba el negocio; es una reivindicación.

-¿Y los bodis de bebé?

-¿Acaso el Estado Islámico no entrena niños? Lo hace el Estado Islámico, lo hace Hamás y los grupos terroristas del otro lado, y lo hacía la OLP.

-¿Por qué eligió la decapitación de un cooperante?

-No sabía quién era. Busqué una foto en la que apareciese un tipo que iban a decapitar y que el que lo iba a decapitar estuviese hablando a la cámara. Era lo que buscaba, me interesaba la posición, no otra cosa.

-¿No pensó nunca que hacer ese tipo de cosas es delito?

-Delito no es, pero puede crearte problemas. No es delito porque yo no estoy haciendo apología de nada, de hecho solo critico.

-¿Y los comentarios que hacía en Facebook?

-Veo las noticias, las interpreto y después intento expresar lo que yo entiendo, sin más.

-¿Cómo lo trató la Policía durante la intervención?

-Muy bien, porque yo no quería buscar problemas e intenté llevarme bien con ellos. Considero que me sometieron a un protocolo muy estricto, porque supongo que me aplicarían la ley antiterrorista.

-¿Sostiene que se equivocaron?

-Es que hay que ser gilipollas para no darse cuenta del rollo de que voy. Yo hago mis opiniones políticas, pero está perfectamente claro que yo no apoyo eso. Está el tema del Califato de Xuvia, con una gaita, pero es que cualquier persona normal se parte la caja. El Aiatola de Xuvia, pero ¡Dios!, no tiene sentido.

-¿Qué le intervinieron?

-Me cogieron un cuchillo militar, un machete masai que me regalaron y los discos duros de los ordenadores.

-¿Después de todo lo que ha ocurrido, seguirá haciendo los mismos diseños para las prendas que vende?

-No lo sé, supongo que no, porque no me voy a buscar problemas con la ley. Si la ley no lo permite, tendré que hacer otra cosa.

-¿Qué otros productos vende en su establecimiento?

-Vendemos camisetas heavys, de películas gore y de bandas de música extrema, que es la que más me gusta. La matanza de Texas, por ejemplo, y el yihadismo ¿por qué no?

-¿Tiene intención de reabrir?

-No sé cómo va a ser el futuro. Salió en todas las televisiones que yo era yihadista y en cierta manera puede que me beneficie para darme publicidad, pero también me está haciendo daño.