179 centros escolares cerraron en Galicia en los últimos diez años

Tamara Montero
tamara montero REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Centros escolares cerrados
La Voz

Los profesores son recolocados en otro colegio, los edificios se desafectan para que puedan ser utilizados y el material es recogido por Educación

13 ago 2015 . Actualizado a las 13:28 h.

La historia se repite. No hay población. Y menos, niños. Y el centro escolar acaba cerrando. La secuencia de acontecimientos se reproduce una y otra vez a lo largo de la geografía gallega. En la última década, hasta 179 veces, tantas como centros han cerrado. Este mismo año, trece escuelas cierran para no volver a abrir sus puertas en las cuatro provincias. En los últimos cinco, la historia se repitió en 61 centros diferentes. Y en el 2006, según los datos de la Consellería de Educación, cerraron sus puertas para no volver a abrirlas nada menos que 28 centros escolares. Uno de esos centros es el colegio de primaria que se ubicaba en el monasterio cisterciense de Montederramo, en Ourense, que cerró en junio del 2014 ante la falta de alumnado. En octubre, el material seguía en su sitio, pero los niños ya no jugaban en el claustro durante el recreo.

Hace solo un par de semanas, el Diario Oficial de Galicia publicaba la orden de este año de cierre de centros. La mayoría (siete) se producen en A Coruña. En Lugo se cierran dos más y en Ourense, además del de Calvos de Randín, también echará el cierre la escuela de Xunqueira de Espadañedo, informa Mar Gil. Además, en Pontevedra, se decretó el cierre de otros tres centros en A Neves, Poio y Vilagarcía de Arousa.

Lo cierto es que la mayoría de los cierres se han dado en la última década en los alrededores del eje atlántico y no en las provincias interiores, más afectadas por la crisis demográfica que sufre la comunidad, así como por el despoblamiento en favor de las áreas metropolitanas de las ciudades gallegas. Una de las causas puede ser que los pequeños se matriculan en centros más grandes de las ciudades. Por ejemplo, en la zona de Compostela la Xunta decretó en los últimos años las escuelas de Marrozos, A Peregrina y Villestro, todo parroquias del rural compostelano.

¿Y después?

La pregunta es, ¿qué pasa después? ¿A dónde va el encerado? ¿Qué pasa con el edificio? ¿Y los profesores? La experiencia de todos estos años de cierres escolares deja muy claro cuál es el proceso de desaparición de un centro escolar. Los alumnos, de haberlos, se van a otros centros. Y los profesores también. Los que son funcionarios pasan a la situación de «posto suprimido», explica Anxo Louzao, secretario xeral de CIG-Ensino, y a partir de ese momento concursa con derecho preferente para obtener otro destino. La Administración también lo puede recolocar de manera provisional en otra área educativa distinta a la que estaba suscrito, aunque esta recolocación es voluntaria.

¿Y si no son funcionarios? El cierre les afecta menos. Porque los interinos están en listas y su destino se escoge año a año. Así que hoy están en una escuela unitaria y el próximo curso, en otro centro. Cierre o no el colegio en el que han trabajado ese curso.

Las personas son las primeras en dejar las escuelas, pero también hay que hacerse cargo del material educativo que dejan atrás los cierres de centros de educación en Galicia. La Xunta explica que la recogida de material se realiza por dos vías. La Axencia para a Modernización Tecnolóxica (Amtega) se hace cargo del material tecnológico que se estuviese utilizando en el aula, como por ejemplo los encerados digitales. Y el resto del material se hace cargo el centro de referencia, que puede aprovechar parte de él y reutilizarlo con alumnos de otros centros. En el caso de que no sea así, es la jefatura territorial de Educación la que recoge lo que allí queda.

Queda el último punto. ¿Qué pasa con el edificio que hasta ese momento dio cobijo al aprendizaje infantil? Según explica la Consellería de Educación, el inmueble queda desafectado para que pueda ser usado con otros objetivos, como por ejemplo actividades o como centro sociocultural. Solo en el concello de Cerceda existen tres centros socioculturales en Rodís, A Silva y Meirama que se han abierto en antiguas escuelas unitarias rehabilitadas. En A Illa de Arousa, por ejemplo, la antigua escuela unitaria se utilizó durante unos años como sede del Ayuntamiento. Sus instalaciones se ubicaron allí desde que se constituyó el Concello en 1997 hasta noviembre del 2004, cuando se inauguró la nueva sede.

Crisis demográfica y servicios

Si no hay niños, no hay escuela. Es una máxima que se repite en buena parte de los concellos rurales de Galicia y en ocasiones hasta se cierra el centro con el curso a medias. Fue el caso de la escuela de Negueira de Muñiz, que en el 2012 dejó de funcionar a mitad de curso porque no había pequeños a los que enseñar. Reconoce Anxo Louzao que la crisis demográfica y el despoblamiento del rural son la principal causa del cierre de las escuelas, pero también apunta a que muchos padres deciden que sus hijos vayan al centro de referencia de la zona y no a la escuela unitaria porque quieren asegurarse una serie de servicios como el transporte, el comedor y también las actividades extraescolares.