Galicia resiste en 19 países

Natalia Pablo / P. González REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Parte de los miembros de la Irmandade Galega na Suiza, ataviados con el típico traje gallego de baile
Parte de los miembros de la Irmandade Galega na Suiza, ataviados con el típico traje gallego de baile

Los centros gallegos en el exterior luchan contra la caída de socios para seguir transmitiendo el idioma, la cultura y la tradición gallega

10 ago 2015 . Actualizado a las 09:45 h.

Uno de los logros de los que Galicia puede presumir es el de haber traspasado sus fronteras, haciendo llegar su idioma, cultura y tradición no solo al resto de España, sino también a buena parte del mundo. Pero parte del mérito se lo deben a los más de ciento cincuenta centros gallegos inscritos en el Rexistro de Galeguidade que luchan a diario por preservar la esencia de Galicia. Sin embargo, este no es un número cerrado, sino que se trata de una lista revisable y en continua actualización. Muy poca gente conoce las acciones y objetivos de estas embajadas populares, lo cierto es que todas ellas, de una u otra manera, comparten la misma meta: mantener los lazos con Galicia, así como divulgar todo lo relacionado con el patrimonio cultural gallego.

Sin embargo, muchos de estos centros viven ahora una etapa de menos esplendor, que se traduce en la caída de socios y, en muchos casos, en la bajada de ingresos. Como consecuencia, muchas de estas entidades han echado el cierre, como en el caso de la Casa de Galicia en Nairobi (Kenia), la única que había en el continente africano. Pero otras combaten a contracorriente para cumplir con su tarea principal.

Al presidente de la Xuntanza de Galegos de Alcobendas -que cuenta con 1.300 socios-, Ovidio Cadenas, le cuesta encontrar el lado positivo de la situación actual, y explica: «Creo que los centros gallegos están yendo a menos, porque su futuro está en manos de la juventud, y normalmente los jóvenes no se integran». Aún así, esta casa regional puede presumir de ser la única de Alcobendas que cuenta con un grupo de gente joven. El tesorero del Centro Galego de Salamanca -185 socios-, José Luis Muñoz Riveiro, comparte esta opinión y cuenta que, «a pesar de que es complicado captar el interés de la gente joven, una de nuestras últimas iniciativas, el grupo de gaitas, pretende que la juventud se interese más por el centro».

Las más activas

Un poco más hacia el norte se encuentran dos de las casas regionales más activas de toda Europa. Desde 1973, la Irmandade Galega na Suiza -340 socios- ha reunido a buena parte de los gallegos que se encuentran en la ciudad de Ginebra. Su presidenta, Ana María Mera Rodríguez, asegura que el futuro de estas embajadas no oficiales depende de que «la gente mayor transmita los orígenes gallegos a la gente más joven, pero si lo hacen, estos centros van a seguir con sus labores, y no solo llegarán a las segundas generaciones, sino también a las terceras. Galicia en el exterior sigue estando muy representada». Entre Suiza y Austria se encuentra el Centro Español Santiago Apóstol del principado de Liechtenstein -150 socios-, una pequeña asociación que busca congregar a los 400 gallegos que viven en el país (aunque por el momento no está inscrito en el Registro de Galleguidad). Allí, la situación no es diferente y su presidente, Manuel Figueroa, cuenta que «hace unos quince años, llegamos incluso a tener 800 asociados, ahora no es así, el número de socios ha bajado. Además, hay poca gente dispuesta a trabajar, yo ahora tengo 54 años, y no veo que nadie quiera sustituirme en la dirección del centro».

Independientemente del país, los centros gallegos ofrecen un amplio abanico de actividades, eso sí, cada uno de ellos con una u otra finalidad. Así, tanto en España como en el resto de Europa, suelen preocuparse más por reavivar las raíces culturales de Galicia, mientras que en América se centran, fundamentalmente, en la labor sociosanitaria.

En la Xuntanza de Galegos de Alcobendas, tal y como explica Cadenas «celebramos todas las fiestas típicas, como el magosto, el día de Galicia, el San Juan». Pero, como no podía ser de otra forma, la celebración más multitudinaria incluye el producto estrella de Galicia, el marisco. «Al principio se celebraba menos días, pero ahora dura una semana. Viene mucha gente y algunos incluso dicen que es mejor que la fiesta del marisco de O Grove» presume Cadenas.

En la Irmandade Galega na Suiza también dejan sitio para las gaitas, y Ana María Mera Rodríguez comenta que «procuramos recuperar nuestro folclore para divulgarlo ante la sociedad suiza. Es curioso, porque les encantan nuestros trajes típicos».

En el Centro Español Santiago Apóstol de Liechtenstein, no solo el folclore y la tradición tienen un papel protagonista, sino que «también intentamos echar una mano a los españoles y gallegos que llegan a Liechtenstein, ayudándoles, por ejemplo, a encontrar un trabajo aquí», cuenta Figueroa.

Ya en el continente americano, el Centro Galego de México ofrece a sus socios -unos 1.100 - un sinfín de fiestas y actividades culturales. Pero además, desde el año 2010, disponen de un servicio sanitario totalmente gratuito para emigrantes e hijos de emigrantes. Se trata de un servicio muy común entre las casas regionales latinoamericanas, y que las diferencia claramente con respecto a las de Europa.

Un futuro incierto

Todas las actividades, cursos y tradiciones que día a día llevan a cabo estos centros son fruto del trabajo de quienes luchan por mantener vivas sus raíces gallegas. Estas casas regionales forman ya parte de la sociedad gallega, y se han ido convirtiendo en uno de los valores más importantes de Galicia. Las casas regionales están a prueba, pero queda claro que, siempre que haya esfuerzo y constancia, Galicia resistirá en el exterior.

La desconocida Lei de Galeguidade

Aunque muy pocos los saben, Galicia cuenta con una ley que regula esta participación social, económica y cultural en el exterior. Esta norma recibe el nombre de Lei da Galeguidade, y su importancia quedó ya reflejada en el Estatuto de Autonomía. Sin embargo, en el año 2012, la Lei da Galeguidade sufrió grandes cambios que perseguían, fundamentalmente, actualizar el registro de comunidades gallegas en el exterior. Para ello, esta ley completamente renovada empezó a reconocer cuatro categorías de centros: centros gallegos, centros colaboradores con la galleguidad, centro de estudio y difusión de la cultura gallega y las redes sociales. Cada uno con unas características y funciones distintas.

«A presenza dos centros mantivo máis viva a Galicia no resto do mundo»

La existencia de una ley que regule esta vida en el exterior se hace realmente necesaria, y es que, desde siempre, los gallegos han atravesado las fronteras de la comunidad, llegando a casi cualquier parte del mundo. En palabras del Secretario Xeral de Emigración de la Xunta, Antonio Rodríguez Miranda «Galicia, a pesar do que pode pasar noutras comunidades autónomas, precisa dunha lei que regule esta participación, porque é unha comunidade que transcende as fronteiras xeográficas e que ten una poboación que está fóra deses lindes».

Como representante de la Secretaria de Emigración, Miranda reconoce que «aínda que non podemos saber cantos centros galegos hai, si que podemos asegurar que todos son realmente importantes, xa que a súa presenza mantivo máis viva á Galicia no exterior. Son auténticas embaixadas non oficiais». Cada una de ellas nació por una u otra motivación, pero tienen en común el interés de «traballar polo común sobre o individual», concluye Miranda.