Besteiro decide resistir en el PSdeG

Domingos Sampedro
Domingos Sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Ed Carosía

El líder socialista se sacude la presión judicial con el destape de sus bienes y mantiene su hoja de ruta para situar al partido en la centralidad política

09 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

En el PSOE gallego no eran pocos los que veían a Besteiro como un dirigente caído de pie, un suertudo con capacidad para llegar lejos sin apenas esfuerzo. Lo que se dice «tener baraka». Y si alguna vez la tuvo, no fue desde luego en los últimos dos meses, en los que vio cómo el mando de la Diputación de Lugo migró hacia las filas del PP por el capricho de un socialista o cómo su ambición de optar a presidir la Xunta baila en la cuerda floja desde que una jueza le imputó hasta cuatro delitos. «Estamos a vivir unha situación de inquedanza e iso complica moito ao PSdeG», dijo certeramente en julio la diputada María Quintas, jefa del aparato socialista en la provincia de Ourense y digna representante del coro silente que ve al número uno del partido más muerto que vivo.

Solo que el secretario general del PSdeG no parece dispuesto a dejarse fácilmente. José Ramón Gómez Besteiro es consciente de que no podrá ser candidato a la Xunta si está imputado, pero ha decidido tomarse los meses que puedan faltar hasta la convocatoria de las primarias para resistir al frente del partido con el respaldo, provisional, eso sí, que desde Ferraz le puede prestar Pedro Sánchez.

Precedente de Pachi y Blanco

El propio Besteiro hacía esta semana una declaración de intenciones: «Non vou a deixarme vencer», proclamó, mientras ponía boca arriba los movimientos de las cuentas bancarias de su familia y las escrituras notariales de sus propiedades para acreditar su inocencia, algo nunca visto hasta el momento en un político en Galicia, pues fue mucho más lejos que su antecesor en el cargo, Pachi Vázquez, o que el exministro José Blanco, que también tuvieron problemas con la Justicia para acreditar el origen del dinero empleado en las reformas realizadas en sus viviendas.

Con el destape patrimonial, el dirigente lucense consiguió aliviar parte de la presión que pesa sobre él, a la espera de que se resuelvan los recursos judiciales que ha planteado. Pero también eso es provisional. La suerte ya no depende solo de Besteiro.

Porque aunque Pedro Sánchez esté en disposición de echarle una mano, pues es el primer interesado en que un dirigente con el que tiene sintonía sea el encargado del partido en Galicia y el responsable de elaborar las listas para las elecciones generales, la situación puede mudar de un día para otro.

Desde septiembre

El ruido político que se va a generar a partir de septiembre con la campaña catalana, y después con las generales, puede añadir mucha más presión sobre el PSOE en Madrid con la situación judicial de Besteiro. Y por mucho que el secretario general se afane en mantener su hoja de ruta y en anclar al PSdeG en la centralidad política, pactando con el PP la renovación de los órganos institucionales y con el BNG y otras fuerzas de izquierda los gobiernos locales, es difícil que desde Ferraz se le pueda seguir dando apoyo si el desgaste se traslada a todo el partido.

Así que, en esta tesitura, no es descartable que al inicio del curso político Besteiro se coloque un cronómetro a la cintura y le ponga de paso una fecha orientativa al próximo congreso del PSdeG en el que sería elegido su sucesor, en caso de seguir imputado, o al que podría optar de nuevo Besteiro si queda libre.

Es una de las opciones que manejan los más fieles al líder del PSdeG. Y quizás la única si quiere librarse de que en cada convocatoria pública se le pregunte por lo suyo, y que desde el PP le recuerden permanente que está imputado

Por tanto, a Besteiro no le queda otra que mirar el calendario para sortear los procesos electorales y encajar después el congreso de los socialistas gallegos. Orgánicamente, tocaría celebrar un cónclave ordinario en marzo, pues se cumplen cuatro años de aquel congreso del 2012 en el que Pachi Vázquez venció a la exministra Elena Espinosa, y de paso a José Blanco y Abel Caballero, con la sigilosa ayuda que desde Lugo le prestó Besteiro.