El enclave de Marín se regularizó tras una lucha de once años
29 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Con cruces y en procesión, los vecinos de Loira, en el municipio pontevedrés de Marín, fueron los primeros que hace once veranos dieron visibilidad al problema de los núcleos del litoral de Galicia, un conflicto invisible para el gran público, pero que a ellos les amargaba la vida. Loira tiene casas en cuyos dinteles se pueden ver fechas de más de un siglo, pero en el 2004 Costas y la Xunta no reconocían la existencia de este núcleo, que para más inri fue el origen de la actual parroquia de Seixo hace siglos. Los afectados sabían que se enfrentaban a un largo proceso. No solo había que convencer a tres administraciones de la justicia de su causa -Concello, Costas y Xunta-, sino que tenían en su contra la ineficacia de sucesivos gobiernos locales que dejaron a Marín sin un PXOM que hubiese resuelto en parte el conflicto.
Las explicaciones de los afectados sumaron el apoyo unánime de la corporación y poco después de la Xunta y del Parlamento de Galicia. En Santiago, conscientes del problemón, se llegó a aprobar un artículo de la Lei de Vivenda solo para dar carpetazo al asunto. No hubo manera. Costas no lo aceptó. Tampoco dio su aprobación a otras soluciones que se buscaron.
La cuestión tenía su ironía, porque uno de los cinco núcleos afectados en Marín, la urbanización Pérez Crespo de Mogor, la había edificado el propio Estado en los años sesenta. Y ahora era el Estado el que impedía su regularización.
El culebrón remató tras varios años de tiras y aflojas, de recopilación de numerosos informes, de demostrar que en Marín no querían construir torres turísticas, sino solo normalizar viviendas. Costas reconoció los núcleos, pero la franja de los cien metros solo se rebajó en una parte, en base a informes técnicos cuando se aprobó el PXOM en el 2012. Marín también tenía los deberes hechos para acogerse a la reforma de la nueva Ley de Costas. Ahora ya todos sus núcleos rurales están regularizados.