Las protectoras lanzan un SOS

nerea abengoza, m.c. REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Óscar Cela

La saturación que sufren algunos refugios animales, tanto públicos como privados, los expone a sanciones por infringir la Ley de Bienestar Animal

25 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El fatal destino que sufrieron los doce perros arrojados el martes a un río de Sarria podría suponer para la presunta autora de los hechos una pena de cárcel de entre seis y dieciocho meses. Desde el pasado 1 de julio, cuando entró en vigor la última reforma del Código Penal, todas las acciones de maltrato animal con resultado de muerte implican cárcel. La nueva ley no solo afecta a particulares, también podría meter en serios problemas judiciales a protectoras y perreras municipales.

Un ejemplo es Terracan, en Ferrol, denunciada varias veces por maltrato derivado de las condiciones en las que viven sus perros o gatos. Aunque no llegan a ese extremo, la saturación que sufren otros colectivos en Galicia podría derivar también en un incumplimiento de la norma de Bienestar Animal. De ahí que tanto protectoras privadas como perreras públicas den la voz de alarma sobre el problema del abandono de animales que se está produciendo en la comunidad. Muchas de ellas advierten de que están totalmente saturadas.

La protectora Terracan es uno de los casos que ahora está en el punto de mira judicial. Una petición formulada en Change.org pide su clausura y la resolución de las multas que pesan sobre ella por maltrato animal. Esta ronda ya las 1.300 firmas.

La clausura del centro, que ya fue ordenada en el 2012, está siendo tramitada por la concejalía de Benestar Animal de Ferrol. Su titular María Teresa Riveira espera desalojar a los 150 canes y gatos que viven en ella en el menor tiempo posible. El problema, dice, es que ni la perrera municipal de Mougá ni el resto de protectoras de la provincia tienen espacio para alojarlos. Por ello, añade, «hay que encontrar una nave con suficiente espacio y acondicionarla adecuadamente para proceder al traslado. Solo entonces se harán oficiales las adopciones que siguen tramitando las voluntarias del refugio».

La Ley de Bienestar Animal

De no realizar el proceso de esa forma, matiza además, se seguirían incumpliendo numerosos puntos de la Ley de Bienestar Animal. En este sentido hizo referencia a algunos aspectos que incumplirían dicha norma en asuntos como el lugar en el que está ubicada, el vertido ilegal de residuos y cadáveres, los materiales utilizados para levantar los caniles, la falta de agua corriente y de electricidad.

Pero este no es el único refugio de animales que protagoniza una petición en Change.org. Una segunda petición demanda «unas condiciones de vida dignas» para los animales de la perrera de Vilalba. Según fuentes conocedoras del funcionamiento de la instalación, el problema ahí no es la masificación de los caniles, ya que ahora mismo solo hay dos perros en el refugio, si no el trato que reciben estos. Aunque las jaulas se limpian a diario y la alimentación es correcta, esas mismas fuentes aluden a que los animales no se ejercitan a diario como dicta la norma. Si al encierro diario, le sumamos lo que denuncia el requerimiento de Change.org, de que la zona es sombría y húmeda, las consecuencias para la salud de los perros son todavía más graves.

La situación en la que se encuentran la mayoría de refugios municipales y privados en Galicia, al borde del colapso, complica el cumplimiento de las condiciones de vida óptimas para los animales que recoge la ley.

Las provincias de Pontevedra y Lugo son las que más sufren el colapso derivado de una oleada de abandonos. Desde el refugio municipal de Bando, en Santiago, por ejemplo, califican su situación como «un estrés y una ansiedad que nadie se puede imaginar».

Causas

Las razones de ese aumento de los abandonos son variadas. Cada asociación esgrime su propia teoría. En opinión de Sin Fronteras Colectivo Animal, en Tui, el incremento de los abandonos se debe a que hubo gente que intentó hacer negocio con la cría ilegal de animales, algo que no funciona y que acaba por empobrecer más a las familias, condenando a los cachorros a vivir en centros municipales o protectoras.

El veterinario del refugio municipal de A Coruña, Javier Rascado, reconoce que aunque esto es algo que se produce durante todo el año, los picos máximos siempre se registran durante las vacaciones. Para la portavoz de SOS Pelines, es una cuestión de egoísmo social que no depende de las dificultades económicas y, por tanto, debe combatirse con campañas de concienciación. Desde la protectora de Lugo, otra de las que sufren colapso, apuntan a la crisis como principal culpable. El responsable de este colectivo, Javier Calleja, explica que «hace cinco años, la población media era de 200 perros, una cifra que aumentó más del doble», hasta alcanzar los 440 la semana pasada.