El tiempo seco echa a perder cosechas de patata y merma las de maíz y trigo

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

José Manuel Casal

La falta de lluvia arruina la mitad de la producción del tubérculo y provoca que las plantas de cereal sean entre un 15 y un 25 % más bajas

01 jul 2015 . Actualizado a las 15:15 h.

La sequía amenaza con arruinar cultivos tan importantes como el maíz, el principal alimento del que se valen las granjas gallegas para alimentar sus vacas lecheras. La falta de agua durante prácticamente toda la primavera y este comienzo del verano está provocando ya que en zonas eminentemente ganaderas como el Deza, Bergantiños o Xallas empiezan a registrarse mermas importantes en las cosechas de esta gramínea. Incluso algunas granjas se han visto obligadas a resembrar parte de sus fincas porque la falta de humedad impidió que el grano germinara. «Agora mesmo a planta, dependendo das zonas e da época en que fose sementada, está entre un 15 e un 25% máis baixa que se tivese máis humidade no terreo», apunta José Antonio Caamaño, ingeniero técnico agrícola y responsable de una empresa de venta de semillas. Para este profesional todavía es pronto para hablar de daños y poder cuantificarlos «porque o millo é unha planta resistente con gran capacidade de recuperación» aunque si muestra su temor por las «graves e irreparables» consecuencias que puede tener sobre las plantaciones el mantenimiento de estas condiciones climatológicas de altas temperaturas y fuerte viento del norte. «Estamos falando do principal alimento das granxas. Se aquí hai malas colleitas, evidentemente aumentará a demanda e con iso os prezos. E as granxas non se poden permitir neste momento gastar mais diñeiro na compra de alimento fóra».

Otras granjas, por su parte, se quejan de que la falta de agua impidió que los herbicidas actuaran correctamente. La consecuencia directa de esto fue la aparición y crecimiento de malas hierbas que achucharon todavía más al maíz. También se han disparado las plagas de insectos como el conocido como «rosquilla» que ha bajado la densidad media por hectárea. Si llueve en la zona la situación se podrá revertir, pero cada cultivo tiene su ciclo y hay un punto de no retorno.

En Deza y Tabeirós

Los ganaderos de Deza y Tabeirós siembran el maíz según van retirando la hierba, y básicamente en dos épocas, finales de abril y principios de mayo y finales de mayo y principios de junio. En total unas 5.500 hectáreas, la mitad en cada ciclo. Las primeras plantas alcanzan ahora medio metro de altura. Nacieron y crecieron con problemas de sequía pero aprovechando lluvias de abril. Si llueve, todavía puede salvarse buena parte de la cosecha. El maíz tardío no nació y quien replantó tampoco tuvo éxito. Fue como sembrar en medio del polvo, dicen. El impacto económico es elevado. Plantar una hectárea de maíz cuesta entre 800 y 1.000 euros y replantar poco menos supone. 

En la zona, una hectárea produce en torno a 40.000 kilos y se recoge a partir de mediados de septiembre. Al ganadero le cuesta producir un kilo unos 6 céntimos. Al perder la cosecha adquiere normalmente alfalfa en Castilla y allí se dispara el precio en épocas de crisis como ahora hasta más de 24 céntimos el kilo. La sequía le triplica el precio al maíz perdido. A grosso modo, se lleva 2.500 hectáreas de maíz en Deza y Tabeirós y los sobrecostes de suplir ese maíz disparan el impacto económico a unos nueve millones de euros.

La patata de Bergantiños

Juan García, productor, calcula que la mitad de la cosecha de patata temprana de la comarca de Bergantiños, que debería recolectarse a finales de julio se ha perdido ya por la falta de agua. Recuerda que en la zona «non caeu unha gota de auga dende o 7 ou o 8 de maio», que las tormentas que afectaron a la zona de Santiago no llegaron a Coristanco y que los tubérculos son muy «esixentes en auga». La variedad Kennebec tienen un ciclo de entre 95 y 100 días y la ausencia de lluvias se ha producido en el peor momento, cuando se va curando en la tierra. Recuerda que la patata está compuesta en un 85 % de agua. Más posibilidades tienen las patatas plantadas más tarde, que se recogerán en septiembre. De momento no están sufriendo la sequía y si la situación cambia no habrá pérdidas.

En A Limia la producción de cereal de primavera se verá reducida casi a la mitad por la merma en el rendimiento por hectárea por el escaso desarrollo de los granos, con una pérdida estimada de más de seis millones de kilos de trigo «tremesino». La patata (100 millones de kilos de producción media anual en la comarca) aún no se está viendo amenazada por las altas temperaturas. En lo referente al tubérculo, la incidencia más reseñable a estas alturas de campaña es que los agricultores están teniendo que adelantar casi dos semanas las labores de regadío de las cosechas con respecto a un año normal.

Con información de X. R. Alvite, Cristina Viu, Sindo Martínez, Pablo Viz y Antía Urgorri