«Por los hijos que se murieron y los nietos que no tuvimos»

Susana Luaña Louzao
susana luaña VILAGARCÍA / LA VOZ

GALICIA

monica ferreiros

En el 25 aniversario de la Operación Nécora, las madres antidroga cantaron viejas proclamas y lloraron en Cambados

13 jun 2015 . Actualizado a las 11:15 h.

Se equivoca la canción cuando dice que veinticinco años no son nada. Que se lo pregunten a Carmen Avendaño, a Carmen Durán, a Vicky Fernández y a las demás madres que ayer se reunieron en Cambados para conmemorar el 25 aniversario de la operación Nécora. Las antiguas representantes de las asociaciones antidroga cantaron sus viejas proclamas: «No somos locas ni terroristas que somos madres muy realistas» y dejaron correr otra vez sus lágrimas. Fue un acto muy emotivo el que tuvo lugar ante la casa consistorial, pero no estuvieron solas. Les acompañó el alcalde de Cambados y miembros de otras entidades, como la Fundación Galega contra o Narcotráfico. Y el recuerdo de sus hijos muertos y el de los nietos ausentes; los que nunca tuvieron porque la droga privó a sus familias de una generación.

Tras una pancarta que como las de entonces rezaba: «Loitando polos nosos fillos. Nais galegas contra o narcotráfico», fundadoras de Érguete, Desperta-Cambados o Érguete-O Grove, las entonces madres y ahora abuelas, se reunieron a las 12,30 horas para reconocer, como hizo Carmen Avendaño muy emocionada, que «vamos viejas y ya no tenemos la misma energía, pero se la hemos transmitido a nuestros hijos». En franca contradicción con esas palabras, la mujer que representó durante mucho tiempo el coraje de las madres gallegas cogió fuelle de nuevo para llamar la atención sobre algunas cuestiones que están pasando en torno al narcotráfico y que muchas veces no salen a la luz. «El tráfico no se acabó -advirtió Avendaño-; sigue existiendo; cuidadito con las incautaciones que salen a subasta y que no hay gente que puje por ellas, que luego se van devaluando más y más y vuelven a las mismas manos de donde salieron. ¡Ojo que esto no se acabó!».

Eso sí, admitió que había un rayo de esperanza en las nuevas generaciones «que son más sanas». «Porque nosotras -recordó-, somos madres de chavales que se han perdido por el camino. Los míos afortunadamente no, pero les han quedado secuelas, y son muchos los que no están aquí porque se murieron, y muchas madres que tampoco están ya, porque la droga no solo acabó con sus hijos, acabó con familias enteras».

Dolorosa vista atrás

Entre esas madres supervivientes está Dolores Covelo, de Vigo. «Eu tiven dous fillos na droga, un morreu e o outro vive. Estar na asociación axudoume moito», recordó. O Vicky Fernández, hija de Ventura Fernández, fundador de Érguete-O Grove. «Me murieron dos hermanos, ninguno llegó a los treinta; uno aquí de una sobredosis en Cambados; el dolor de haberlos perdido, de no haber conocido a los sobrinos que podría haber tenido no se supera nunca, pero la lucha valió la pena, es una vivencia que te enriquece; yo hablo de ese tema con mis hijos sin tapujos, porque ya antes lo dijimos abiertamente delante de toda la sociedad».

Avendaño no se quiso olvidar de Baltasar Garzón, el juez que puso en marcha la operación Nécora «y que fue muy malamente pagado, cuando la verdad es que necesitamos muchos jueces Garzón». Y Carmen Durán apeló a lo que todavía queda por hacer. «Pedimos máis prevención e máis educación, que os cartos das incautación se invistan en prevención, e que a xustiza universal volva ao seu lugar, para poder atallar as mafias do narcotráfico, e que non haxa ningún tipo de amnistía fiscal, nin cos narcotraficantes nin con ninguén».

Impunidad

En un comunicado firmado por las asociaciones presentes en el acto de Cambados y por algunas más, como Proxecto Home o Renacer Ribeira, las entidades recordaron que hubo un antes y un después de la Operación Nécora: «Aportó una luz de esperanza en un tiempo oscuro en el que Galicia estuvo muy cerca de convertirse en la Sicilia o el México españoles, en medio de la tragedia de miles de familias destrozadas por la droga. A pesar de que la sentencia posterior exculpaba a gran parte de los procesados, los capos de la droga quedaron señalados policial, judicial y socialmente. No volvieron a gozar de aquella impunidad». Pero sin olvidar los deberes pendientes, como la intervención eficaz de los patrimonios, evitar la reincidencia de los narcos, regular la figura del arrepentido, crear unidades judiciales especializadas o lograr la reinserción del drogodependiente.

Hoy como ayer, como si veinticinco años no fuesen nada.