Ochenta minutos de fiesta en el tren más rápido

E. V. PIta VIGO / LA VOZ

GALICIA

Atlas TV

Cuatro mil pasajeros estrenaron ayer la alta velocidad entre A Coruña y Vigo. El precio a pagar por la rapidez es la supresión de las vistas panorámicas

19 abr 2015 . Actualizado a las 09:12 h.

Solo faltó llevar la empanada. El primer tren veloz que partió de día desde Vigo a A Coruña se convirtió en una romería, con casi 300 personas a bordo: parejas de jubilados, peregrinos, un equipo de voleibol y familias con niños. El tren rápido S-121 de la línea de alta velocidad del eje atlántico salió a las 8.50 horas de ayer de la nueva estación de Urzaiz con sus 282 plazas casi al completo, salvo algún asiento libre. Renfe despachó 4.000 billetes en el día inaugural del servicio. La clave del éxito fue la oferta de promoción de 9 euros por trayecto. Sin tiempo a tomar un café, porque no está abierto el bar, los viajeros de una enorme cola embarcaron en los andenes subterráneos de la nueva estación de Urzaiz tras pasar su equipaje por un escáner. Pocas maletas y muchos bolsos, bocatas y paraguas para pasar el día de excursión en el norte gallego más rápido y más barato que en coche. La escapada era perfecta: 80 minutos de viaje, visitar la Torre de Hércules, los jardines y el acuario, y vuelta a casa a las nueve de la noche. Algunos subieron con lo puesto para pasar el día. «Solo faltó el pinchito de la inauguración», bromeó un matrimonio que viajó con su hija. «Es muy cómodo y rápido. Antes no se podía venir de un lado a otro tan fácil, esto es un buen adelanto para Galicia», dijo José Alberto Alonso, vecino de Vigo. «Puede que esto aumente el turismo entre ambas ciudades», comentó un revisor.

El tren gana al coche y al autobús­, según las cuentas que hizo el equipo juvenil femenino de voleibol de Teis. Toda la plantilla viajó a A Coruña a disputar una final. El segundo entrenador, Rodolfo, explicó que el autobús les iba a cobrar dos días porque tenían que pernoctar, con el tren ahorraban y descansaban más. Otros aprovecharon para parar en Santiago, a solo 50 minutos de Vigo, pero la mayoría quería estrenar la ruta completa. «Hace muchos años que no viajo en tren pero ahora me he animado», comentaba una usuaria que esperaba en la cola de la estación de Urzaiz. Hace 15 años, el viaje entre las principales ciudades gallegas duraba 3 horas y hoy menos de la mitad. Lamenta que los trenes regionales lentos tengan que salir desde la estación de Guixar.

Al subir al convoy, ya hubo decepciones. «Vai rápido pero non é o AVE, o tren é coma os outros que tiñamos pero máis rápido», criticaron unos jubilados. El diseño es similar a los actuales vagones de media distancia pero las butacas son más amplias. Hay máquinas expendedoras de snacks y refrescos y un área para fijar los carritos de los bebés, aunque el vagón carece de parque infantil como los trenes daneses.

Los pasajeros veteranos sintieron nostalgia por el antiguo recorrido por la ría de Vigo. El tren parte de la terminal subterránea de Urzaiz y tarda 6 minutos en cruzar el túnel de As Maceiras. Por eso, la sensación es la de ir metido en un metro en superficie, la metáfora que comentó el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, tras el viaje de pruebas.

El precio a pagar por la rapidez es la supresión de las vistas panorámicas pero algunas quedan. De Redondela, se ve de refilón el viaducto, el puente de Rande es visible fugazmente en el tránsito por la ensenada y la isla de San Simón. Al llegar a Pontevedra, los pasajeros llaman a sus familiares por móvil para radiar su aventura: «Estamos entrando, solo pasaron once minutos». Quince, a pie de andén. En el siguiente tramo alcanza la velocidad punta de 191 kilómetros por hora. Tras pasar Vilagarcía, a 31 minutos de Vigo, el tren se mete en más túneles hasta que cruza el puente de Catoira sobre el Ulla. En la ventanilla, una espectacular panorámica de las islas de la desembocadura del río en Arousa, las Torres do Oeste y las marismas. Una visión inédita hasta ahora. El paso continuo por los túneles corta la cobertura del móvil pues el tren no va dotado de wifi, al contrario que los vagones británicos, por ejemplo. Llega a Santiago en 50 minutos y varios pasajeros señalan con el dedo hacia la Cidade da Cultura, en el monte Gaiás, lo que les delata como turistas.

La llegada a la estación de A Coruña es puntual, unos segundos antes de las 10.10 horas. «Vine con miedo, por el tema de la seguridad [tras el accidente de Angrois]», comentó aliviado un usuario cuando se apeaba en la estación de San Cristóbal con su madre. «Cuando pongan el ERTMS, llegaremos en una hora», explicó un empleado.

El tren que partió a las 12 horas de A Coruña volvió a llenarse: 160 pasajeros de partida y otros 100 más en Santiago. Nadie quería perderse una excursión a las Rías Baixas por 9 euros y en 80 minutos. En la cafetería de A Coruña desayuna el ribeirense Quico Cadaval, famoso por comenzar a escribir 22 novelas el mismo día. Acaba de llegar en un tren nocturno desde Navarra y hace transbordo para Santiago. Está sorprendido porque el billete solo le costó 3,7 euros. «Prometeronme chegar en 28 minutos. Non me impresiona, antes o facía en 32», bromea. Lamenta que el nuevo trazado haya desmantelado bellos paisajes ferroviarios como el de la estación de Portas. «Quitaron as vías e venderon o ferro», cuenta.