La banda de secuestradores virtuales chantajeó a tres familias en Galicia

José Manuel Pan
josé manuel pan REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

J. J. Guillén | EFE

«Hemos secuestrado a tu hijo». Así empezaba la amenaza telefónica de los miembros de la trama, que llamaban a sus víctimas desde una cárcel de Chile

11 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Tres familias gallegas figuraban entre los centenares de víctimas de la banda de secuestradores virtuales que desde principios de año traía de cabeza a las fuerzas de seguridad del Estado y que acaba de ser identificada y localizada en Chile por investigadores de la Policía Nacional. Los miembros de la trama operaban desde un centro penitenciario de la capital chilena. Desde allí llamaban indiscriminadamente a centenares de números de teléfono de España con la amenaza de que habían secuestrado a un familiar y que lo matarían si no pagaban un rescate inmediatamente. Son centenares las víctimas de esta banda. Solo en los últimos dos meses la Policía Nacional recibió 162 denuncias procedentes de distintas provincias españolas, entre ellas las de las tres familias gallegas que fueron víctimas de esta estafa y que residen en las provincias de Lugo, Pontevedra y Ourense.

En cada una de las llamadas los delincuentes exigían entre 350 y 5.000 euros de rescate. Su prioridad era cobrar cuanto antes, conseguir que su interlocutor, nervioso al otro lado del teléfono al suponer que un familiar suyo había sido secuestrado, realizase el pago. El tono del delincuente era siempre amenazante:

-Tenemos secuestrado a uno de tus hijos.

-¿A quién?

-Al menor.

-¿A Carlos?

-Sí. A Carlos, lo tenemos aquí con nosotros. Solo lo soltaremos si sigues nuestras órdenes.

Esta es una de las conversaciones que mantuvieron los secuestradores con una de las familias a la que trataron de estafarle el dinero del rescate, según reveló ayer uno de los agentes de la sección de Secuestros y Extorsiones de la Policía Nacional, que se encargó de las investigaciones y que en las últimas semanas ya tenía sospechas de que las llamadas estaban realizándose desde Chile. Por eso, dos agentes se desplazaron recientemente a ese país para intentar identificar el lugar desde el que se realizaban las llamadas y así localizar a los secuestradores virtuales, que en realidad eran estafadores y extorsionadores. Los agentes consiguieron ubicar el origen de las llamadas en un centro penitenciario de la capital, Santiago. Familiares y amigos de los líderes de la trama se encargaban de hacer efectivos los ingresos del dinero de los rescates. Ignacio Cosido, director general de la Policía, explicó ayer que solo un 10 % de las víctimas (14) llegaron a pagar el dinero que les exigían y se calcula que los secuestradores virtuales llegaron a recaudar de ese modo alrededor de 11.000 euros. Casi todos los que pagaron eran personas de edad avanzada, sorprendidas por las llamadas amenazantes.

Los investigadores creen que al principio los autores de esas llamadas utilizaron las redes sociales para informarse sobre los miembros existentes en la familia de su víctima. Sin embargo, durante las investigaciones pudieron comprobar que con el paso del tiempo los delincuentes empezaron a realizar llamadas de forma aleatoria y masiva. Cogían una lista de teléfonos de una ciudad y empezaban a llamar de forma indiscriminada. A veces llamaban a los domicilios de una calle entera, pero sin saber a quién. Por eso muchas veces el interlocutor no tenía hijos o familiares y simplemente colgaba el teléfono al escuchar las amenazas.

Llamaron a la sede del PP

Hasta llegaron a telefonear a la sede del PP en la calle Génova de Madrid. Contestó una empleada del partido, que alertó a la policía y no llegó a ingresar el dinero que le exigían desde el otro lado de la línea telefónica.

La policía advierte de que estas llamadas pueden seguir produciéndose hasta que no se cierre el proceso abierto en Chile tras la Comisión Rogatoria Internacional librada por un juzgado de Zaragoza.