Munición para los vándalos

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira CARBALLO / LA VOZ

GALICIA

Imagen de archivo tomada en noviembre, cuando se registró un incendio en la urbanización.
Imagen de archivo tomada en noviembre, cuando se registró un incendio en la urbanización. J.M. CASAL< / span>

Una urbanización abandonada de Carballo es pasto de los gamberros

15 feb 2015 . Actualizado a las 04:00 h.

En su día iba a ser la gran urbanización de referencia de Carballo. Con todo lujo de detalles y acabados de piedra noble y mármol. Hasta iba a contar con una piscina privada comunitaria interior. Pero el estallido de la burbuja inmobiliaria acabó convirtiendo el proyecto urbanístico, denominado Costa Nariga, en un mamotreto en pleno casco urbano de Carballo y también en un quebradero de cabeza para las autoridades locales.

La urbanización se ha convertido en los últimos años en objeto de deseo de los vándalos y de los gamberros. Numerosos incendios en los pisos (cuatro de ellos registrados en solo tres semanas a finales del 2014), casas completamente desvalijadas, un okupa desalojado residiendo en condiciones infrahumanas y un propietario que acabó dejando el piso a principios del 2013 cansado de sufrir los continuos robos y actos vandálicos son solo algunas de las incidencias registradas.

Riotorto, Jesán Galicia y Proanje habían presentado en su día un proyecto en el Concello carballés. Dos urbanizaciones que sumaban 137 viviendas. La primera fase quedó casi completada en el 2009. Aquel año los bancos habían cerrado el grifo al crédito y de la segunda fase de la promoción solo se habían construido los cimientos y parte del esqueleto. El abandono total de la obra fue aprovechado por los amigos de lo ajeno, que se apropiaron de todo lo que pudieron y más: ventanas, equipos de calefacción, cuadros de luces, puertas, baños, cocinas, marcos de puertas, cableado, trozos enteros de mármol de las escaleras... Hasta hubo quien se llevó las canalizaciones centrales del agua, provocando que los bajos y garajes se anegasen debido a que, también, habían sustraído los equipos de bombeo y achique utilizados en caso de emergencias. Fue una patrulla de la Policía Local la que descubrió la enorme fuga, que convirtió al complejo Costa Nariga en una especie de piscina cubierta peligrosa para los numerosos moradores que acudían cada día a la urbanización.

El Concello de Carballo dijo basta y la pasada primavera inició los trámites para tapiar las dos fases. Pero se topó con los vacíos legales y la lenta burocracia, mientras persistía el riesgo de que hubiese una tragedia.

Por fin, y después de varios meses para tratar de arreglar el problema, el Ayuntamiento logró el permiso de un juez para cerrar los accesos. Los trabajos se llevaron a cabo a finales de diciembre y costaron 9.000 euros. Pero los gamberros y los vándalos no se dieron por vencidos y derribaron los muros recién construidos. Fueron varias las veces que el Concello tuvo que recurrir a la empresa para volver a tapiar los muros derribados. Patrullas de la Policía y de la Guardia Civil vigilan la zona para evitar nuevas actuaciones. Sin embargo, sobre Costa Nariga pende el hilo de nuevos actos vandálicos.