Podemos o la estrategia del calamar

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

GALICIA

Antepone la toma del poder a la defensa de las ideas y por ello esconde sus propuestas radicales, oculta su apoyo al soberanismo y elude responder sobre los escándalos que afectan a sus líderes

27 ene 2015 . Actualizado a las 04:48 h.

Por encima de un ideario, lo que busca Podemos es hacerse con el poder. Con todo el poder, allí donde se encuentre. Algo que ni siquiera se molestan en ocultan sus dirigentes, que desdeñan cualquier resultado electoral que no sea la mayoría absoluta para poder hacer y deshacer. Y, en pos de ese objetivo, el partido de Pablo Iglesias no solo elude a toda costa aclarar qué es lo que haría en caso de alcanzar ese poder total, sino que adapta su discurso en cada territorio en función de lo que más le interese, para captar el máximo número de votos. Pese a la euforia llegada de Grecia, Podemos tiene claro que para alcanzar el poder en España necesita fagocitar terrenos ocupados por otras fuerzas sin perder uno solo de los apoyos que ya tiene conquistados. Su estrategia para ello es instalarse en la máxima indefinición, terreno en el que mejor se mueve un partido que cabalga a lomos de un cabreo ciudadano que es generalizado en todos los espectros ideológicos. Se trata de aplicar la estrategia del calamar. Cambiar constantemente de color para impedir ser percibido con claridad por los depredadores, ocultar bajo una capa de tinta los aspectos más radicales de su verdadero programa para no asustar a ningún votante y, como hemos visto en el caso del polémico contrato de Íñigo Errejón o en el de la ingeniería fiscal de Monedero, escapar del cuerpo a cuerpo sin dar explicaciones cuando se es vulnerable. La evidencia más clamorosa de esa táctica de hacerse pasar por lo que no se es, la tenemos en el hecho de que unos dirigentes que hasta ayer mismo militaban en su mayoría en el Partido Comunista o en formaciones radicales como Izquierda Anticapitalista, aseguren ahora que hablar de izquierda y derecha «es un juego de trileros». Y la estrategia, por ahora, tiene éxito. De momento, han conseguido que cale incluso la tesis de que Podemos es una fuerza que va a parar el empuje independentista, presentándose así, paradójicamente, como una garantía para mantener la unidad de España. Algo que dista mucho de ser cierto. En Galicia, por ejemplo, igual que hizo Pablo Iglesias en Cataluña, la gallega Carolina Bescansa, cofundadora de Podemos, se ocupa de blanquear el discurso de una formación que apuesta en realidad por romper el modelo de Estado para acabar con la Constitución del 78. «La gente se pregunta si podrá pagar las facturas, no qué es Galicia», dice Bescansa. Una afirmación que firmaría Feijoo, pero que solo pretende marcar distancias con BNG y AGE para pescar en caladeros no nacionalistas. Planteamientos soberanistas La realidad, sin embargo, es que las bases y los incipientes cuadros de Podemos en Galicia se nutren en buena parte de antiguos votantes del BNG y de AGE que no han abandonado en absoluto los planteamientos soberanistas. Y que cambian de barco solo porque desde Podemos ven más posible el sorpasso al PSdeG. Y, aunque trate de ocultar esa realidad, lo cierto es que tanto en Galicia como en Cataluña Podemos tiene un grupo grande de votantes que son independentistas. Algo que, al igual que ocurre con sus verdaderas propuestas económicas, solo se hará evidente cuando se diluya la tinta del calamar. Es decir, cuando se celebren las elecciones.