Militantes socialistas intentan acallar las protestas de los vecinos de Coia

La Voz

GALICIA

Miembros de diferentes colectivos, aglutinados en torno a la parroquia Cristo de la Victoria, desplegaron ayer una pancarta de protesta delante del hotel Ciudad de Vigo donde estaba convocada la militancia socialista del área metropolitana

27 ene 2015 . Actualizado a las 04:46 h.

Aunque el número dos del PSOE, César Luena, glosó que «Vigo es un referente en política social», un buen grupo de vecinos del populoso barrio de Coia piensan de manera diferente. Miembros de diferentes colectivos, aglutinados en torno a la parroquia Cristo de la Victoria desplegaron ayer una pancarta de protesta delante del hotel Ciudad de Vigo donde estaba convocada la militancia socialista del área metropolitana. Emilio Suárez, uno de los líderes de la protesta que tomó cuerpo en contra de la instalación de un viejo barco pesquero en la rotonda de Coia, con un coste de 700.000 euros, explicó que aunque los trabajos para colocar el Bernardo Alfageme están muy avanzados ellos siguen protestando porque «nuestro objetivo es que se destine más dinero a fines sociales». El grupo de movilizados desplegó una pancarta reclamando gasto social y coreó lemas como: «Carmela catro soldos e a xente sen comer», en referencia a los nutridos emolumentos de la concejala y diputada Carmela Silva. Los manifestantes no hicieron caso de la entrada de José Ramón Besteiro, el líder socialista gallego y también ignoraron a Cesar Luena. Su protesta estaba focalizada contra Caballero. Mientras le esperaban iban llegando dirigentes socialistas de toda la comarca y líderes de protestas callejeras contra la Xunta. Momentos antes de que arribase el regidor a la puerta del hotel, el secretario del partido, Santos Héctor Rodríguez, dio órdenes a un grupo de militantes para que arropasen al regidor con aplausos y consignas que contrarrestasen a los opositores. Ante el panorama, Caballero esbozó una sonrisa de oreja a oreja mientras alzaba las dos manos colocando los dedos con el signo de victoria, al tiempo que casi engullía las cámaras de televisión que le enfocaban. Fue una puesta en escena sobreactuada, con una claqué a su altura, en la escenificación de una tragicomedia que se vive en Coia, donde varias patrullas vigilan día y noche la rotonda de la discordia.