El electricista ni ataca ni se defiende

Xurxo Melchor
xurxo melchor SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Fernández Castiñeiras obvia en el juicio sus acusaciones de «sexo y robos» en la catedral y se escuda en un «no vi el libro» para negar haberse llevado el Códice tras confesarlo

23 ene 2015 . Actualizado a las 08:17 h.

El arranque del juicio por el robo del Códice Calixtino ha estado marcado por la repentina amnesia del acusado. Manuel Fernández Castiñeiras es ahora ladrón exconfeso, ya que para sorpresa del fiscal y de la acusación particular, que ejerce la catedral de Santiago, ya no admite haberse llevado el famoso libro, como sí hizo ante la policía y ante el juez que instruyó el caso, José Antonio Vázquez Taín.

Es la de Castiñeiras una amnesia selectiva. No quiso responder al fiscal, pero sí a su abogada defensora, que le preguntó si recordaba lo que le dijo al juez el 6 de julio del 2011 tras haber sido detenido. «No», respondió él. Pero sí tenía en cambio un nítido recuerdo de que se sintió «maltratado» y de que como su mujer y su hijo también estaban arrestados le dijeron «que si no declaraba estarían en prisión» y que testificara porque «habían encontrado el Códice». Tampoco había caído en el olvido que aquel día «el juez se burló de mí», dijo.

La amnesia no ha afectado en cambio a sus supuestos recuerdos sobre el día en que fue detenido. Fernández Castiñeiras describió con detalle cómo fueron los registros en sus pisos. Esos que su abogada dice que fueron ilegales y que ha intentado sin éxito que se anulasen como prueba. Recuerda también los años y las empresas en las que ha trabajado y que en la catedral le pagaban en mano. Y también tiene fresco en la mente que el dinero que guardaba en sus propiedades, casi 1,7 millones de euros, lo había ganado con su sudor y haciendo préstamos a gente necesitada a bajo interés.

Y cuando su abogada le preguntó si había visto en algún momento el Códice tampoco tuvo dudas. No dijo «no sé» o «no me acuerdo», manifestó un rotundo «no» que dejó más que perpleja a la sala. No es que nadie esperase que Fernández Castiñeiras volviese a confesar frente al tribunal, pero negar haber visto algo que ha aparecido guardado en un garaje de tu propiedad es cuando menos extraño.

Entre los asistentes al juicio, que se retomará el lunes de la próxima semana, es la línea de defensa del exelectricista de la catedral lo que más está sorprendiendo. Su abogada lo fio todo a que el tribunal declarase nulas todas las pruebas que hay contra su cliente, que son muchas y contundentes. Sabía que en la sección compostelana de la Audiencia Provincial no había gustado cómo el juez instructor, José Antonio Vázquez Taín, había llevado el caso y buscó una censura al magistrado, pero no lo logró de la forma en la que ella lo pretendía.

Toque de atención a Taín

El tribunal aprovechó para dar un toque de atención a Vázquez Taín censurando el tono de su interrogatorio al acusado y anulando una de las pruebas. Concretamente, la instalación de micrófonos en el piso de O Milladoiro (Ames) en el que Fernández Castiñeiras vivía con su mujer. Pero la verdad es que ni una cosa ni la otra afectan al caso, porque la policía no obtuvo ningún resultado de aquellas escuchas. «Lo único que quedó claro con los micros es que ese matrimonio hablaba poco. Ni del Códice ni de nada», señala un mando policial.

Sin embargo, la Audiencia le dio el visto bueno al resto de las pruebas. Y eso supone dar validez a los numerosos vídeos de la cámara de seguridad del despacho del administrador de la catedral en los que se ve a Manuel Fernández Castiñeiras robando fajos de billetes que se mete en los bolsillos. También a los registros en los que se encontraron en sus propiedades 1,7 millones de euros y unas agendas en las que el acusado anotaba todo lo que «sacaba» y «cogía» -estos son los verbos que él emplea- de la catedral y del propio exdeán, José María Díaz. Esos balances coinciden en gran medida con lo que el cabildo compostelano afirma que el electricista les robó entre el 2000 y el 2011. En total, 2,3 millones de euros.

Y también se ha confirmado la validez como prueba del registro en el garaje que usaba como trastero en el que se encontró el Calixtino envuelto en papeles de periódico y unas bolsas y oculto bajo sacos de pienso y cemento.

Son muchas pruebas contra él y, por ahora, la defensa del presunto ladrón del Códice no ha dado una explicación alternativa a la que presenta el fiscal, que solicita para el acusado un total de quince años de prisión por cuatro delitos distintos. Dos de robo con fuerza por la sustracción del libro y del dinero, uno contra la intimidad por haberse llevados miles de documentos privados de canónigos, la mayoría de ellos del exdeán, y uno de blanqueo de capitales por haber comprado parte de un piso de O Milladoiro y la totalidad del apartamento de la playa de A Lanzada con dinero presuntamente robado. Por este último asunto también se enfrenta a una multa de 300.000 euros.

De lo mal que se le presenta el juicio a Fernández Castiñeiras habla claro el hecho de que, pocos días antes de que se iniciara la vista oral, la Audiencia decidiese entregar a la catedral de Santiago los 1,7 millones de euros hallados en los pisos del acusado de robar el Códice y que presuntamente se llevó de la catedral. Es cierto que es una decisión que no se confirmará hasta que no haya condena, pero no es un buen síntoma para la defensa.

Sin noticias del manuscrito

Estas tres primeras jornadas del juicio han estado por tanto caracterizadas por la no defensa del electricista, que niega haber visto el Códice que estaba en su poder pero no da una explicación alternativa. Pero también por el hecho de que, al menos hasta ahora, Manuel Fernández Castiñeiras haya abandonado esa actitud de ataque contra la Iglesia que mantuvo durante la instrucción del caso.

El 14 de febrero del 2013, el acusado presentó en el juzgado un manuscrito de quince folios que hacía bueno el dicho de que la mejor defensa es un buen ataque. En esas páginas no dejaba títere con cabeza y arremetía especialmente contra el exdeán, José María Díaz. Con nombres y apellidos, hablaba de robos de dinero generalizados y hasta consentidos y de las supuestas relaciones sexuales que mantenían algunos religiosos.

Sin embargo, la defensa del presunto ladrón del Calixtino no ha formulado ni una sola pregunta sobre esas graves acusaciones a ninguno de los clérigos que ya han comparecido ante el tribunal para declarar como testigos. Entre ellos, el propio exdeán, al que iban dirigidas buena parte de aquellas acusaciones.

La Iglesia, que llegó a amenazar a Castiñeiras con denunciarle por injurias y calumnias, respira tranquila. Al menos por ahora. Es posible que la abogada defensora haya cambiado de opinión y pretenda no enturbiar más el asunto con supuestos escándalos sexuales, aunque no es menos cierto que algunos de los que citó el electricista en su manuscrito están llamados a declarar como testigos en las próximas jornadas. Habrá que ver qué hace el tribunal si el juicio toma una deriva que tampoco está claro que tenga que ver con los hechos.

El acusado lo niega todo, pero no ofrece una versión alternativa

El exdeán ya ha declarado y la defensa no ha repetido su ataque contra él

el juicio del códice