Paseos diarios, un vino en el bar y vida tranquila antes de sentarse en el banquillo

x. m. santiago / la voz

GALICIA

15 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace un año que Manuel Fernández Castiñeiras se fue a vivir al apartamento que se compró frente a la playa de A Lanzada, concretamente en la recta de A Revolta, en la parroquia de Noalla (Sanxenxo). Tras pasarse siete meses en prisión preventiva, el ladrón confeso del Códice Calixtino abandonó el penal de Teixeiro (A Coruña) el 30 de enero del 2013 y desde entonces casi no volvió a poner un pie en el piso de O Milladoiro (Ames) en el que hasta entonces tenía fijada su residencia habitual. Sabe perfectamente que no es bien recibido en su edificio de siempre desde que sus vecinos se enteraron de que tenía en su poder cientos de cartas que, según el fiscal, les había robado de sus buzones. Por eso no quiere volver por allí.

En A Lanzada tiene mucha menos presión. En el apartamento pasaba fines de semana y días de vacaciones antes de su detención por el robo del Códice. Su cara no es tan conocida y tiene algo más de intimidad. Su edificio, el número 38-A de la recta de A Revolta, bautizado como O Revo, está casi vacío. Tiene diez viviendas y casi todas las persianas bajadas. De una cuelga el cartel de se vende y de otra el de se alquila. El resto están desocupadas excepto en verano o en vacaciones. Fuera de temporada, todas están vacías salvo el ático de Fernández Castiñeiras y un tercer piso en el que sus habitantes confiesan mantener poca relación con su famoso vecino.

Chorizos caseros de Negreira

Junto al edificio, una casita blanca de tres pisos de construcción más antigua está habitada por una familia con la que el ladrón del Códice Calixtino mantenía buena relación cuando vivía el padre de los hermanos que ahora entran y salen del inmueble. Uno de ellos califica a Fernández Castiñeiras como una persona «cordial» y recuerda que hace años traía unos excelentes chorizos caseros de Negreira.

El ladrón confeso del Códice ha pasado este último año antes de que se celebren los dos juicios que tiene pendientes -uno empieza hoy y el del robo del libro el lunes- llevando una vida muy tranquila en A Lanzada y con alguna que otra visita a Negreira. Cuando está en Noalla acostumbra a salir a pasear por los alrededores. Por la mañana y por la tarde. Suele ir él solo y, según explica un vecino, «non fala moito con ninguén, camiña coas mans nas costas e vémolo pasar por aquí cando vai dar unha volta». Amigos, lo que se dice amigos, solo tiene uno. Se llama José Luis y le apodan el Portugués. Es bajito, con gafas y un pendiente en una oreja. Estos últimos días se ha encargado de evitarle a Fernández Castiñeiras y a su mujer el mal trago de tener que enfrentarse a las decenas de periodistas que pululan por el portal del apartamento. Les va a buscar el pan, les hace algún recado y les avisa de la presencia de fotógrafos. Cuando le preguntan, incluso niega la mayor y dice que no sabe quién es el exelectricista de la catedral de Santiago.

Junto al edificio en el que el ladrón del Códice tiene un apartamento hay un bar, el Casalote, famoso por sus bocadillos y tapas. Fernández Castiñeiras, su esposa y el amigo al que llaman el Portugués acostumbran a ir a tomar allí un vino. «Antes viñan máis, pero dende a que o detiveron vén menos», asegura un cliente. El matrimonio no tiene trato con nadie en el establecimiento. «Séntanse os tres nunha mesa, piden uns viños e el colle sempre o periódico, igual quere saber se falan del», ironiza otro de los habituales fieles a este bar de A Revolta.

Hace tres días que ni sus vecinos ni los clientes del Casalote ven al ladrón del Calixtino, pero es evidente que él y su mujer están en el apartamento de Noalla porque las persianas están subidas e incluso de vez en cuando se ve una ventana abrirse y cerrarse rápidamente.

Frente al edificio en el que está el apartamento hay una frutería a la que la esposa de Fernández Castiñeiras suele ir a comprar, como también a otros pequeños negocios y tiendas de la zona. A ella la describen como «moito máis faladora» y hay incluso quien señala que «ben se lle ve que ten carácter e que é botada para adiante», en contraposición a su «callado» y «huraño» marido, añade una señora que vive en un edificio de la zona.

juicio al ladrón del códice