Vigo ha ganado mucho en limpieza en los últimos años y la consecuencia han sido las cuatro escobas de platino que la ciudad ha recibido de forma consecutiva. El centro de la urbe está resplandeciente, sin un papel que empañe su imagen. No es exactamente igual en las calles de la periferia, y el contraste es mayor si se compara con el ámbito rural del municipio. En el primer caso, y tomando una escala del 1 al 10, podría sumar 8 puntos, mientras que en los segundos se quedarían en un aprobado.
Un recorrido por la calle Torrecedeira, una de las más pobladas del casco urbano, corrobora esta impresión. En los más de cien metros analizados (los que van desde la plaza de Juan XXIII hasta el número 107) apenas se ven un chicle o una colilla, pese a existir en las inmediaciones dos centros universitarios y numerosos inmuebles. La cara opuesta se advierte en Teixugueiras, el vial central de la urbanización de Navia, relativamente nueva y situada en la periferia. Tanto en esta calle como en sus aledaños se divisan sin mucho esfuerzo colillas, papeles y restos de obras. Huelga decir que tampoco se han esmerado en recoger las hojas de los árboles como en el centro de Vigo.
La maquinaria utilizada en una y otra zona es bien distinta, igual que lo es la insistencia. En el centro, el baldeo se hace aunque llueva, algo que ha recibido críticas, máxime cuando para ello se utiliza agua potable. En el entorno, la limpieza se lleva a cabo con menos frecuencia.
BIEN