Parar las obras del AVE como plantean varios partidos sería más caro que acabarlas

Pablo González
p. gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Santi M. Amil

Tendría consecuencias en la seguridad al contar con distintas tipologías de tramos

05 ene 2015 . Actualizado a las 09:19 h.

El AVE a Galicia ha sufrido el tremendo shock del accidente de Angrois. Su carácter provisional, la apertura de tramos aislados sin todas las prestaciones previstas cuando la línea esté en servicio en su totalidad fue el contexto del descarrilamiento del Alvia, precisamente un tren concebido para aprovechar todas los tipos de infraestructura ferroviaria que hay entre Madrid y las ciudades gallegas. Pero la mejor manera de evitar que un accidente como este se repita es terminar la línea de alta velocidad tal y como estaba concebida. Para ello hay que acabar el tramo Zamora-Lubián, pero sobre todo el complejísimo Lubián-Porto, en total algo más de 200 kilómetros que están en obras en la actualidad. La entrada en Ourense aún sigue en fase de proyecto.

Esto permitirá que el nuevo acceso ferroviario a Galicia tenga unas prestaciones similares en todo su recorrido: el sistema de seguridad ERTMS, la electrificación y el ancho internacional. Cuando llegue este momento habrá que modificar el ancho de los tramos de altas prestaciones que están ahora en servicio. Cualquier moratoria en estas obras tendrá un efecto en la seguridad, pues no hay que olvidar que el accidente del Alvia tiene su origen, además del exceso de velocidad, en una controvertida superposición de distintos sistemas de seguridad por el carácter transitorio de la red de acceso a Galicia.

Según fuentes del ADIF, que no precisaron el nivel de ejecución en los tramos en obras a día de hoy, la opción de paralizar estas obras de alta velocidad, como plantearon en su momento distintos partidos -CiU, UPyD y Podemos, entre otros- sería a la larga «más caro que acabarlas». Para empezar habría que indemnizar a las empresas adjudicatarias con un 6 % del precio de las obras dejadas de realizar, un porcentaje similar para compensar los suministros que estaban encargados y no se utilizaron y otro 6 % por las consultorías y proyectos.

Cálculos del ADIF

El propio ADIF sopesó esta posibilidad en los años más duros de la crisis y sus propios expertos dictaminaron que, en casos como el gallego, con obras terminadas o muy avanzadas -algunos tramos ya superaron hace tiempo el 50 % en la ejecución de la plataforma-, lo más eficiente era finalizarlas para aprovechar cuanto antes su rentabilidad social y económica.

Si se hubiera decidido la moratoria que proponen estos partidos, además, habría que gastar dinero en mantener las obras que ya se han realizado para que en un futuro pudieran retomarse. Y en el caso del tramo Lubián-Porto, donde la mayor parte del recorrido es subterráneo, este mantenimiento sería mucho más costoso, con el riesgo de que el agua terminara por destrozar los avances que las empresas adjudicatarias han logrado en los túneles de la montaña ourensana en los últimos años.