«Le toqué el pelo y supe que era un bebé»

Emiliano Mouzo A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

CÉSAR QUIAN

La policía busca a la madre de un recién nacido arrojado a un monte en A Coruña. «Cuando lo vi empecé a llorar», afirma el vecino que encontró el cadáver del niño

05 ene 2015 . Actualizado a las 10:39 h.

A las dos y veinticinco de la tarde del 27 de diciembre alguien llamó a la Policía Nacional de A Coruña para decir que sobre unas silvas de un estrecho camino que pasa por debajo del monte de San Pedro, en San Pedro de Visma, había un bebé «completamente desnudo, con el cordón umbilical morado y sin anudar». «Les dijo que estaba muerto», cuenta Jesús, vecino de una infravivienda ubicada en la zona y cuyo hijo fue el primero en ver, acompañado por su novia, que un bulto estaba sobre los matorrales.

«Mi hijo vino a buscarme corriendo. Tanto él como su novia venían llorando, aunque tenían la esperanza de lo que acababan de ver fuese un muñeco». Jesús dejó las cosas que estaba haciendo en casa y corrió hacia el lugar, a unos cien metros de su vivienda: «Cuando llegué al sitio había una piedra, colocada a propósito, que permitía llegar al bulto que había sobre las silvas». Se acercó una vez con desconfianza, «incluso con miedo». Pero volvió sobre sus pasos, «porque no me atrevía a tocarlo». Pero Jesús se subió a la roca y se acercó más: «Le puse la mano sobre el pelo, le miré las uñitas y ya supe que era un niño, un bebé, y me puse a llorar». Y le dijo a su hijo, «llama a la policía, y diles que es un niño, un recién nacido».

Cinco minutos después aparecieron en el lugar varios coches patrulla del 091. Allí, sobre unas zarzas, «sin ocultar, y a la vista de quién pasase por el camino», cuenta Jesús, estaba el cadáver del recién nacido, que posiblemente hacía muy pocas horas que había venido al mundo. No se descarta, de todas formas, que el bebé ya naciese muerto, según fuentes de la investigación.

Además de la policía, al lugar también se trasladó de inmediato una ambulancia medicalizada enviada por el servicio de urgencias del 061. Pero los sanitarios ya no pudieron hacer nada: «Se comprobó al instante que nada se podía hacer por el recién nacido».

A los pocos minutos también llegaron los investigadores de las unidades de la Policía Científica y Judicial del Cuerpo Nacional de Policía, «que tomaron muestras de todo lo que había al lado del pequeño, vieron si había pisadas, si había marcas de neumáticos, algún resto...», relató Jesús.

El juez de guardia ordenó el levantamiento del cadáver del bebé y su traslado al Hospital A Coruña, donde se le practicarán las pruebas pertinentes para poder conocer las causas exactas de la muerte y si esta se produjo antes o después de ser arrojado en las silvas.

La Policía Nacional mantiene abierta una investigación para tratar de esclarecer los hechos. Los agentes trabajan sobre varias hipótesis, pero lo primero es tratar de saber quién es la madre del bebé. Por eso, los investigadores han contactado con todos los hospitales para conocer si sobre la fecha de la aparición del pequeño se presentó alguna mujer aquejada de una hemorragia o con algún problema derivado de un parto o un aborto, señalaron las mismas fuentes, que saben que la zona en la que apareció el cadáver del bebé es un área marginal de la ciudad de A Coruña, muy frecuentada, además, por personas con problemas de convivencia «y eso nos da mucho que pensar», subrayaron.

Los perros ladraron esa noche

«Mi hijo le dijo a los policías que en el edificio de empleo del Ayuntamiento y en el de la residencia de ancianos -Adcor-, que hay frente al camino y al lugar en el que apareció el bebé hay cámaras de vigilancia. Que revisen las cintas que algo seguramente podrán descubrir», recomienda Jesús, que recuerda que sobre la una de la madrugada del 27 de diciembre, el día en que apareció el cadáver del recién nacido encima de unos matorrales en San Pedro de Visma, «los perros ladraron mucho, estaban como locos».

Incluso salió de su casa y azuzó a uno de los canes, pero solamente llegaba hasta la mitad del camino. «Eso es que había alguien un poco más adelante y tenía miedo», contó. Ante el nerviosismo de los perros se subió a su furgoneta y se acercó hasta el final del camino, «pero no vi a nadie», subrayó.

El cadáver del bebé estaba sobre la maleza, sin ocultar, a la vista de cualquiera