Inocular la semilla de la educación de los jóvenes en el medio rural gallego es otro de los planteamientos que formula O?Flanagan.
-¿Qué conclusiones extrajo usted a nivel demográfico de los dos años que ha vivido en Noia?
-Sin pretender aconsejar a nadie, lo que he observado en los dos años que he pasado en Noia, quizá la gente debería cambiar su valoración de la educación. Irlanda tiene también grandes problemas, sobrevenidos tras el hundimiento del tigre celta, pero allí la gente del campo, de todas las clases sociales, valora la educación. Recibir becas universitarias es algo muy arraigado que no vemos en Galicia. En ese sentido sí es necesario un cambio: los padres deben estar dispuestos a poner incluso algo de dinero para que sus hijos puedan seguir educándose después de la secundaria. Y ahí tenemos un problema: convencer a esos padres de que sus hijos pueden obtener lucro de la educación. Las expectativas que he visto en los jóvenes de Barbanza me parecen bajas. Y creo que se pueden abrir vías muy interesantes.
-¿Cuáles, por ejemplo?
-El mundo digital, vinculado a la empresa. En Irlanda hay mucha gente trabajando en Google o en Amazon. Jóvenes que después montan sus propias compañías gracias a lo que han aprendido. Pero bueno, esto está pasando sobre todo en las grandes ciudades. Los problemas en el campo son parecidos a los de Galicia, excepto tal vez por ese asunto de la educación.