Flexibilidad laboral en la Xunta, pero solo por si acaso

Elisa Álvarez González
E. Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Desde el año pasado los empleados de la Xunta pueden distribuir 10 de las 37,5 horas semanales en función de sus necesidades.
Desde el año pasado los empleados de la Xunta pueden distribuir 10 de las 37,5 horas semanales en función de sus necesidades. xoán a. soler< / span>

Aunque más del 43 % de los trabajadores de la Xunta solicitaron esta modalidad, la mayoría solo hace uso de esta opción para imprevistos

03 ene 2015 . Actualizado a las 09:26 h.

Más de 7.300 empleados de la Administración gallega solicitaron la flexibilidad en su horario de trabajo. Son un importante porcentaje sobre los casi 17.000 empleados públicos de la Xunta. Esta opción permite que, respetando un horario fijo de nueve de la mañana a dos y media de la tarde, las otras dos horas diarias puedan repartirse o acumularse en función de las necesidades de conciliación laboral y familiar de los propios trabajadores.

Pero, ¿realmente han cambiado su horario los 7.300 trabajadores de la Xunta que se inscribieron en esta flexibilidad? No. Muchos lo hacen, «por si acaso». En el servicio de profesorado de secundaria, en el edificio de San Caetano, trabajan casi una veintena de personas. «Creo que se han acogido todos», dice Isa, de servicios jurídicos pero que está ubicada en este departamento. En su caso, en concreto, sí le ha venido bien la medida. Necesita tranquilidad y concentración en muchas de sus tareas, por lo que antes de que entrase en vigor en el 2014 esta orden, ya iba por las tardes. Eso sí, su horario de mañana no cambiaba, por lo que simplemente trabajaba más horas que no se le retribuían. Ahora, sigue acudiendo por las tardes pero tiene la opción de compensar ese tiempo a primera hora de la mañana o saliendo algo antes.

Admite que se trata de una flexibilidad que la mayoría de los trabajadores utiliza para imprevistos, «si un día el coche te deja tirado o necesitas salir antes».

Al otro lado del pasillo, en el servicio de profesorado de infantil y primaria, tres empleados trabajan delante de sus respectivos ordenadores. Son casi las tres de la tarde. Los tres admiten haberse inscrito en esta modalidad. Dos reconocen que fue una opción para situaciones en las que no puedan llegar a tiempo o deban salir antes por alguna causa. La tercera ha optado por entrar de manera habitual a las 7.30 y salir a las tres de la tarde. Coinciden en que no se han modificado los horarios mayoritariamente. Si por alguna circunstancia un empleado opta por llegar a las nueve de la mañana durante unos días, tiene que recuperarlo antes de un mes. ¿Y cómo se controla? Tienen claro que todo está coordinado. El ordenador no miente al hablar de horarios.

Un piso más abajo, también en un departamento de la Consellería de Educación, la respuesta es la misma. ¿Se ha anotado mucha gente? «Sí, pero la gente hace su horario». Menos éxito en cifras ha tenido el teletrabajo, básicamente porque se necesitan tareas con características específicas -como la elaboración de informes- para poder solicitarlo. Además, también se valoran cuestiones organizativas, por lo que tienen preferencia las solicitudes de personas con niños o dependientes a su cuidado.