Exámenes, esa temida palabra

Elisa Álvarez González
E. Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Los padres creen que las pruebas serían innecesarias con menos alumnos por aula, los profesores insisten en combinarlos y que sean una herramienta más

22 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace unos días salía a la luz el caso de una alumna que decidió irse de casa para no enfrentarse a los exámenes al día siguiente. ¿Suponen tal elemento de presión para el estudiante? Juan Hombre, director de un instituto, asegura incluso que, «cuanto mejor es el alumno, más presión». Para que el menor no se enfrente a estas pruebas con tanto nivel de estrés debe quedar claro que son solo una parte del proceso de evaluación y saber cuál es la estructura del examen, qué puntuación tiene cada parte y el proceso de calificación. «De lo contrario, el alumno acaba con el ?yo hice, yo creía, yo pensé?».

Hombre hace además una autocrítica al afirmar que los profesores son uno de los factores que contribuyen al nerviosismo del alumno cuando la nota de la asignatura recae prácticamente en una o dos pruebas, «y está claro en las programaciones que solo debe ser una parte».

Lois Trigo, también director, pero de un colegio de primaria, coincide en que «o exame como tal, con ese formalismo, tensa aos nenos». No obstante, debe existir, ya que los alumnos tienen que saber enfrentarse a este tipo de pruebas, pero Trigo no solo defiende que sea una parte más de una evaluación continúa con más elementos: atención en clase, comportamiento, trabajos, llamadas a la pizarra; sino también que el propio examen varíe y se adapte al menor para no favorecer siempre a determinados alumnos. Es decir, habrá chicos con poca facilidad para sintetizar y otros a los que les cuesta extenderse en una respuesta, por lo que los exámenes deben incluir todas las combinaciones, «tamén orais e escritos, porque non é o mesmo comprensión escrita que oral. Tamén debe haber controles improvisados, porque o alumno debe aprender para saber, non para pasar o exame», concluye.

Menos duro que el trabajo

El presidente de la Confederación de Anpas Galegas, Fernando Lacaci, asegura que es obvio el elemento de presión que implican los exámenes y recuerda que si la ratio de alumnos por aula fuese menor, ni siquiera serían necesarios porque el profesor sería perfectamente capaz de evaluar con el trabajo diario. «Iso si, tamén supón un problema, porque cando se cuestiona unha nota non hai un soporte no que apoiarse».

Lacaci admite que el examen genera tensión en el estudiante, sobre todo a partir de secundaria, pero aporta un argumento diferente: «O exame é estresante en canto a contido e fórmula, pero é moito máis traballo o do día a día. Todos sabemos que podemos darnos unha enchente a tarde anterior, pero o traballo da aula é maior».

La presión al alumno con estas pruebas se incrementa si su peso condiciona la nota en un alto porcentaje «e se na práctica conta moito máis do que ao mellor se recolle na programación».