Las cifras que ofrece el Instituto Galego de Estatística sobre el estado de conservación de las edificaciones gallegas, referidas al año 2011, dibujan la situación del parque de viviendas. Según esos datos, había entonces en Galicia 8.044 edificios en estado ruinoso, 28.094 cuyo estado de conservación es malo y 97.711 cuya situación fue calificada como deficiente. Teniendo en cuenta que la crisis de los últimos años frenó las rehabilitaciones, no parece que estas cifras hayan variado mucho.
La cantidad de edificios ruinosos en Galicia fue matizada al alza, con datos referidos a ese mismo año 2011, por la empresa de administración de fincas LDC. Según el estudio elaborado por esta compañía, en la comunidad había entonces 11.000 inmuebles en estado ruinoso.
De los 8.044 edificios que la Xunta reconoce como en situación de ruina en Galicia, 2.172 se localizan en la provincia de A Coruña; 1.747 en Lugo; 2.378 en Ourense, y 1.747 en Pontevedra. La provincia ourensana es, pues, la que tiene más inmuebles en trance de desaparecer, seguida de la de A Coruña. La ciudad con mayor número de edificaciones a punto de perderse es Ourense, a la que las estadísticas del IGE atribuyen 250. En Vigo habría 217; en Lugo, 198; en Ferrol, 163; en Pontevedra, 147; en Santiago, 106, y A Coruña sería la única de las siete grandes ciudades que baja del centenar de edificios en ruina, con 87.
Entre las villas gallegas, seis concentran en su territorio más de cien casas o bloques en pésimo estado de conservación. Se trata de Ponte Caldelas, que suma 127; Ortigueira, 122; Taboada, 106; O Saviñao, 103; y Mondoñedo y O Bolo, ambos con 101.
En cambio, un casco como el de Betanzos, sobre cuya degradación lleva varios años advirtiéndose, y que ha desembocado incluso en la creación de una asociación en su defensa, tenía en el 2011, según esos mismos datos, siete edificios en ruinas.