Una hermana de la asesinada en Venezuela: «Siempre sospechamos de Jesús»

La voz

GALICIA

Dice que María Liz «dudaba» si casarse con el gallego González Quinta, que confesó haber ideado el crimen

20 dic 2014 . Actualizado a las 13:00 h.

«No hay crimen perfecto... la verdad sale a la luz, siempre sospechamos de Jesús González porque todo fue muy raro cómo ocurrió el homicidio de María Liz». Quien habla es Lucy Cristaldo, hermana de María Liz Cristaldo, asesinada el lunes en Maracaibo (en el estado de Zulia, a 700 kilómetros de la capital venezolana, Caracas) de un tiro en la cabeza a manos unos sicarios presuntamente contratados por su marido. El gallego Jesús González Quinta, natural del municipio lucense de Antas de Ulla, confesó ante la policía venezolana ser el autor intelectual del crimen después de ser detenido, según informó Jairo Ramírez, secretario de Seguridad Ciudadana de Zulia.

La pareja se había casado el pasado agosto en Madrid, después de año y medio de noviazgo. Una boda que, en palabras de Lucy Cristaldo para el diario Panorama, no convencía demasiado a su hermana. «María Liz dudaba en casarse, en las conversaciones telefónicas nos decía que Jesús estaba apurado por el matrimonio», explicaba. Y lamentaba, asimismo, que «ella no pudo ver la maldad de ese hombre».

«Un negocio redondo»

La familia de María Liz, paraguaya aunque residente en Madrid desde hacía ocho años, se enteró el pasado jueves por la mañana del vuelco que había dado la investigación con la detención de González Quinta como presunto autor intelectual del crimen. Su objetivo, se presume, sería cobrar 100.000 euros del seguro de vida de su esposa. Lucy Cristaldo señaló que la familia desconocía que el gallego se hubiera puesto a sí mismo como beneficiario del seguro. «Mi hermana fue un negocio redondo», afirmó Ana Cristaldo, otra hermana de la fallecida.

Algunos medios locales de Zulia señalan que el lucense, incluso, habría vendido su vehículo para obtener una alta cantidad de dinero para participar en el seguro de vida.

Al parecer, el lucense habría planeado el crimen el pasado mayo durante un viaje que la pareja realizó a Caracas para ver a un amigo venezolano, Miguel Duvergel, al que Jesús González Quinta habría conocido meses antes en un restaurante en Madrid. Los responsables de la investigación sospechan que fue un hermano de la amante de Duvergel quien le puso en contacto con los sicarios que llevarían a cabo el asesinato.

Según explicaron los familiares del gallego, Jesús González se encontraba el jueves por la mañana en el hospital en compañía de una pareja de amigos de Venezuela, recuperándose de un esguince y de varios moratones sufridos durante el atraco, cuando apareció la policía y le detuvo. También arrestaron al hombre de la pareja venezolana, que resultó ser Miguel Duvergel. Ella quedó en libertad en ese momento, pues el crimen, sospechaba la policía, lo habrían planeado conjuntamente González Quinta, Duvergel y la amante de este.

Una detenida más

Las llamadas que supuestamente habría realizado el lucense desde el móvil que utilizaba en el país a los sicarios fueron el detonante de su arresto. No solo había registros de comunicaciones telefónicas antes de que sucediese el atraco, sino después, una vez que María Liz ya había sido asesinada.

Ahora, las autoridades venezolanas han detenido a la compañera sentimental de Duvergel, la persona que habría contactado con los autores materiales del asesinato. Con este arresto son ya nueve los practicados por la policía de Venezuela en relación al asesinato de María Liz Cristaldo. Entre tanto, González Quinta se encuentra detenido en los calabozos de la policía científica, en Maracaibo, mientras la Fiscalía venezolana decide sobre su imputación, esperando a saber si el Gobierno español solicitará su extradición por haberse planificado el delito en el lugar donde residía el matrimonio. En todo caso, según señalaron fuentes policiales, el crimen que se le imputará será el de homicidio calificado con alevosía, que tiene una pena de entre 12 y 18 años de prisión, a los que se podrían añadir posibles aumentos de condena en relación a delitos estipulados en la Ley sobre la Violencia contra la Mujer, informa Pedro García Otero, corresponsal de La Voz de Galicia en Caracas.

Tres participantes en el crimen ya han sido imputados con el mismo delito, con el agravante de haberse cometido en el transcurso de un robo. Esperarán en prisión el inicio del juicio.

La familia de Jesús, sin noticias

La familia de Jesús González en Antas de Ulla explicó ayer que no había vuelto a tener noticias de su pariente, que se ha autoinculpado en la muerte de su esposa. Así lo explicaron el hermano del detenido y su sobrina. Tampoco han vuelto a tenerlas del cónsul de España en Venezuela, con el que hablaron los días anteriores, y que incluso fue quien le buscó un abogado a González Quinta para que se hiciese cargo de su defensa.

Ayer lamentaban no disponer de información acerca del lugar en el que estaba preso o retenido, ni si estaba asistido por el mencionado abogado, ni tampoco habían podido confirmar siquiera que se hubiese autoinculpado de la muerte de su esposa, María Liz Cristaldo, como ya se publicó ayer.

José Darío González, uno de los hermanos del detenido, está en contacto con el alcalde de Antas de Ulla, que a su vez ha llevado a cabo gestiones con el subdelegado del Gobierno, y están pendientes de las noticias que se puedan producir, aunque en un país como Venezuela es esperable que pasen varios días hasta que los trámites se muevan. El detenido tiene un hermano en la casa familiar de Antas, José Darío, y otro en A Coruña, pero ninguno de ellos ha podido contactar de nuevo con él, según explicaron.

El principal interés de la familia de Antas de Ulla es intentar pedir la repatriación de su pariente, independientemente de cómo se hubiesen producido los hechos e incluso aunque se hubiese autoinculpado. El miércoles pasado fue la última vez que pudieron hablar con Jesús, mientras todavía se encontraba en el hospital y antes de que fuese detenido junto a su amigo venezolano supuestamente también implicado en el caso.

Los familiares pudieron comprobar que horas después de ser arrestado su teléfono móvil seguía activo y alguien leía los mensajes que se le enviaban a través de WhatsApp, aunque Jesús no los respondía, por lo que creen que podía ser la propia policía la que estaba manejando su teléfono.