Un golpe de mar con el barco cargado pudo hundir el «Paquito Nº Dos» de Boiro

María Hermida
maría hermida RIBEIRA / LA VOZ

GALICIA

Operativo de Salvamento
Operativo de Salvamento Lavandeira jr | EFE

Los tres miembros de la tripulación, todos de Boiro, permanecen desaparecidos. En la zona de Corrubedo, la más peligrosa de la travesía, se toparon restos de la embarcación. El operativo de búsqueda incluye medios aéreos, marítimos y terrestres

17 dic 2014 . Actualizado a las 09:54 h.

Boiro empezó a vivir ayer una desgracia en el mar tan dura como sorprendente. Un barco bateeiro, el Paquito Nº Dos, cuya armadora es la conocida empresa de congelados Paquito, desapareció cuando viajaba desde Cabo de Cruz -en el municipio boirense- hasta Muros cargado con mejillón. A bordo iban tres personas, todas de Boiro: el patrón, un veterano hombre de mar llamado Germán Fernández Triñanes, de 52 años; Santiago Blanco Treus, de 47, conocido como Mané, y Antonio Hermo Torrado, de 38 años. Tras una tarde de frenética búsqueda por aire, mar y tierra, a última hora no había noticias suyas. En la zona de Corrubedo, la más peligrosa de la travesía que debería haber hecho el barco, se toparon restos de la embarcación y efectos personales de los tripulantes. Se cree que un golpe de mar puede estar detrás de esta nueva desgracia.

Operativo de búsqueda

El buque Don Inda de Salvamento Marítimo ha estado toda la noche en la zona de Corrubedo sin que se haya producido ninguna novedad. En el operativo de búsqueda se ha intensificado después de amanecer. Participa también la Salvamar de intervención rápida Sargadelos y se incorporará la Salvamar Régulus, así como los helicópteros Helimer 215 de Salvamento y el Pesca I de la Xunta de Galicia.

El grupo especial de actividades subacuáticas de la Guardia Civil y los buceadores de Salvamento Marítimo de la base de Fene se sumarán hoy al dispositivo de búsqueda, que posiblemente contará también con el avión de Sasemar 102, según informa Efe.

Además de los medios aéreos y marítimos, varias cuadrillas participan en el dispositivo de búsqueda en tierra con los Grupos de Intervención Rápida de Boiro y Ribeira así como miembros de la Policía Nacional. La búsqueda en tierra se desarrolla por toda la costa de Ribeira, Aguiño y Corrubedo.

«Algo increíble»

«Es algo increíble». Esa frase, que salía de la boca de un miembro de la armadora del barco desaparecido, era la más repetida en Boiro. Nadie, ni los mejilloneros más entrados en años ni marineros que llevan toda la vida en la faena, se explican qué ocurrió para que a los tripulantes del barco ni siquiera les diese tiempo de hacer una llamada por el móvil. O de activar la alerta mediante el VHF. Una y otra vez, todo el mundo repetía ayer los pasos que debió dar la embarcación para intentar, sin éxito, casar el rompecabezas.

El Paquito Nº Dos partió de Cabo de Cruz (Boiro) sobre las doce del mediodía. Fue visto arrancar cargado de mejillón, que iba en la tolva de grandes dimensiones ubicada en la cubierta del barco -una especie de embudo gigante donde se almacena el bivalvo-. Algunos pensaron que iría hacia Aguiño, donde suele trabajar en alguna batea. Pero su destino estaba más lejos, en Muros. Se cree que llevaba a bordo mejillón de tamaño pequeño para colgarlo en viveros de la ría muradana.

Tenía que estar en Muros sobre las cuatro de la tarde. Pero no llegó. Ni a esa hora ni a la siguiente. «Esperaban su llegada para traerlos de vuelta a casa, porque el barco quedaba allí y ellos venían por tierra. Y al no llegar a la hora convenida, empezaron a preocuparse», señalaron desde la armadora. Ahí empezaba a descolocarse la situación. No llegaban a puerto. Tampoco cogían los móviles. Y no había ninguna alerta que diese a entender que habían tenido problemas en el mar.

Sobre las cinco de la tarde, el cuarto tripulante del barco, que se fue a Muros por tierra para traerlos de regreso a Boiro, dio la voz de alarma. Salvamento Marítimo puso de inmediato un dispositivo de búsqueda por aire, mar y tierra. Al principio, quizás porque nadie en la comarca recordaba ayer desgracias similares con un barco bateeiro -de dimensiones considerables y bastante estabilidad- se impuso la serenidad. «Calma, teñen que aparecer», se repetían a sí mismos muchos mejilloneros. Pero el reloj fue robando esperanza poco a poco. Llegó la noche sin noticias de los tripulantes. Encima, sobre las ocho de la tarde, Salvamento confirmó que en la zona de Corrubedo aparecieron restos del barco. Se topó el botiquín y también efectos personales de los navegantes.

La carga, en la tolva

A partir de ahí, tras saber que pudo ser en Corrubedo donde se truncó su viaje -algunas personas dijeron que vieron el barco en esa zona-, sí empezaron a atarse algunos cabos. Una hipótesis tomó fuerza. El Paquito Nº Dos iba cargado de mejillón, con lo cual su línea de flotación se supone que estaría más baja que si navegase vacío. Entre esa circunstancia y que había un mar de fondo considerable -un hecho que corroboraron ayer tanto mejilloneros barbanzanos como patrones de pesca- es factible que un golpe de mar pudiese hundir el pesquero. También pudo jugar en su contra que la carga no la llevase a ras de la cubierta, sino más arriba, en la tolva, lo que no ayuda a dar estabilidad al barco. De todas formas, será la investigación del accidente la que determine lo ocurrido.