Los secuestradores del maderero de Cambre prometieron mil euros diarios a los caseros

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

Jesús Mejuto, el principal imputado y cerebro del secuestro, ayer ante el juzgado de Betanzos.
Jesús Mejuto, el principal imputado y cerebro del secuestro, ayer ante el juzgado de Betanzos. c. delgado< / span>

El supuesto cerebro asume que el objetivo era el hermano de la víctima, pero lo descartaron porque no tenía dinero

16 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Los ocho imputados por el secuestro del maderero de Cambre Abel Diéguez eran uña y carne cuando el pasado mes de enero decidieron encerrar a ese hombre durante una semana en un cobertizo inmundo de Lalín. Siguieron siendo una piña después de la liberación y de ser detenidos por la Guardia Civil. Jesús Mejuto reconoció entonces ser el cerebro del rapto y que el resto no eran más que meros colaboradores. Pero algo pasó entre ellos en los últimos once meses porque ayer los principales imputados cambiaron su versión de los hechos. Ahora se delatan unos a otros. No se tragan, de ahí que la Guardia Civil los tuviese que trasladar desde la prisión al Juzgado de Betanzos por separado.

El supuesto autor intelectual, Jesús Mejuto, defendido por el penalista Jorge Vázquez Vila, se sentó frente a la jueza del Juzgado de Instrucción número 1 de Betanzos y lo primero que hizo fue jurarle que le iba a contar toda la verdad, que lo que había dicho antes era todo una mentira «porque quería proteger a mi hermano y al resto, que me daban pena». Pero ya no. Ahora culpa de todo a su hermano José Manuel, a quien responsabiliza de organizar el secuestro y prácticamente obligarlo a que participara. Contó que el objetivo era el hermano de la víctima, que mantenía con su familia una vieja deuda. Pero como no tenía dinero ni gente a su alrededor para pagar un rescate, optaron por raptar a Abel Diéguez. También declaró que a los dueños de la casa en la que permaneció encerrado el empresario de Cambre les prometieron mil euros por cada día de secuestro.

Los veteranos caseros -un matrimonio septuagenario y su hija, novia de Jose Manuel Mejuto, hermano del principal imputado- declararon que no sabían que tenían a un hombre encerrado en su cobertizo contra su voluntad, pese a tenerlo ahí una semana. La jueza lo no les creyó y los mantiene en prisión. Como al resto. No tiene dudas de que los hermanos Mejuto idearon el secuestro y se valieron de novias, hijos y conocidos para llevarlo a cabo. Pero todo les salió mal.

La Guardia Civil liberó al empresario de Cambre Abel Diéguez Neira el 23 de enero, a pocas horas de vencer el plazo de cinco días dado por los secuestradores para que la familia pagase el rescate. La amenaza no podía ser más explícita: «O pagáis 70.000 euros o le vamos amputando partes de su cuerpo y finalmente lo matamos».