El PP incorpora 7 enmiendas del PSdeG a los Presupostos

Domingos Sampedro
Domingos Sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Ampliará las bonificaciones fiscales por discapacidad y endurecerá los tipos del canon de la minería

16 dic 2014 . Actualizado a las 09:16 h.

El Parlamento gallego abrió ayer la fase final de tramitación de los Presupostos de la Xunta para el 2015, que ascienden a un montante de 8.436 millones de euros y se anotan el primer incremento del gasto, muy tímido, de apenas un 0,5 %, tras cinco años consecutivos de recortes. Las cuentas autonómicas se aprobarán hoy, y únicamente con los votos del grupo del PP, pese a que ayer decidió hacer siete concesiones al PSdeG, el principal grupo de la oposición, sobre todo en el apartado de la política fiscal.

Los grupos de la oposición acudieron al último debate sobre los presupuestos autonómicos con más de 1.200 enmiendas, concretamente 115 presentadas al articulado y otras 1.148 para reclamar cambios de gasto por secciones. De todas ellas, el grupo que sustenta al Gobierno solo había acordado anoche una transacción de carácter menor con los socialistas, dirigida a mantener la condiciones laborales y las jornadas de descanso que tenían las brigadas de lucha contra los incendios forestales. El resto de las aportaciones están llamadas a acabar en la papelera.

Entre el PSdeG, AGE y el BNG anunciaron que apoyarían mutuamente en la votación de sus respectivas enmiendas, pese a que entre ellas existen diferencias de fondo, algo que no obvió el socialista Juan Carlos González Santín, al valorar como positivo que «no fondo o que busca a oposición é mellorar os orzamentos». El portavoz del PP, Pedro Puy, se encargó de hacer hincapié en las contradicciones que existían en la oposición y valoró que, de prosperar, Galicia «necesitaría un FLA inmediato», en alusión al Fondo de Liquidez Autonómica, el instrumento de auxilio financiero creado por el Estado para rescatar a las autonomías.

Bonificaciones fiscales

Mayor recorrido tuvieron otros aspectos que populares y socialistas se encargaron de discutir y limar ya en comisión parlamentaria, como son las modificaciones técnicas de algunas medidas fiscales incluidas en la llamada ley de acompañamiento de los presupuestos, que se aprobará también hoy por separado. De hecho, el PP aceptó hasta siete enmiendas promovidas por el PSdeG sobre bonificaciones fiscales y el canon de la minería, así como una transacción sobre el «informe único» que debe emitir la Xunta para la adaptación de los planes urbanísticos municipales.

En el primer apartado, por ejemplo, el PP acepta, a petición del PSdeG, duplicar las deducciones fiscales del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) para las familias con hijos a cargo, cuando los hijos acrediten una discapacidad superior al 33 %. Otras cinco enmiendas socialistas, aceptadas por los populares, aluden al Imposto Compensatorio Ambiental Mineiro (ICAM), aportaciones que permiten rebajar las cantidades extractivas, expresadas en metros cúbicos, a partir de las cuales se aplicará el gravamen o que permiten elevar de 10.000 a 12.500 euros la tasa por cada hectárea de superficie minera que no sea regenerada al término de la actividad.

Pero hasta aquí, hasta estos aspectos más bien técnicos, llega la capacidad de diálogo entre el Gobierno y la oposición. Y es que las fuerzas que ocupan la bancada izquierda volvieron a discrepar con el Gobierno de Feijoo al defender una política fiscal que grave más a las rentas más altas y que cree nuevas figuras impositivas sobre los depósitos bancarios o las superficies comerciales.

«O que queremos é aportar máis equidade fiscal ao sistema», dijo Francisco Jorquera (BNG) tras calificar de «ruinosa» la estrategia seguida por el PP. «Están poñendo en xogo a vida das persoas», apuntó Yolanda Díaz (AGE) sobre los recortes, mientras González Santín (PSdeG) llamó a hacer un «control específico» sobre el gasto en propaganda de la Xunta. Puy en cambio negó que el PP ataque con sus recetas a la ciudadanía, tras insistir en que ideológicamente es una formación heredera del «humanismo cristiano» y que, por tanto, también tiene preocupación por el bienestar social.