Feijoo cierra filas con Rajoy ante el ataque de nervios en el PP

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

GALICIA

El presidente de la Xunta y los suyos constatan con estupor el hecho de que, cuando el presidente más los necesita, haya barones del PP que se quedan en casa el día de la Constitución

08 dic 2014 . Actualizado a las 11:22 h.

Algo está ocurriendo en el PP cuando Mariano Rajoy, el hombre que nunca dice nada que no sea estrictamente necesario y que no adelanta jamás planes que vayan más allá de los próximos diez minutos, se siente obligado a proclamar ante un grupo de indiscretos periodistas que piensa ser el próximo candidato del PP a la presidencia del Gobierno sea cual sea el resultado en las elecciones municipales y autonómicas.

La locuacidad de Rajoy en los corrillos posteriores a la celebración en el Congreso del Día de la Constitución dio paso a la constatación de que lo que pretendía dar el presidente del Gobierno era un aviso a navegantes y un toque de atención a quienes, dentro incluso del propio Ejecutivo, sufren un ataque de nervios por las malas perspectivas del PP y se entretienen filtrando la posibilidad de que el líder decida dar un paso atrás para permitir una renovación y evitar que el gran desgaste político que ha sufrido perjudique al partido.

Los conspiradores, y los que se las dan de enterados, que empezaron siendo pocos y ahora son ya legión por aquello de no quedarse en fuera de juego, tienen ya su propia teoría. Ese cuento dice que por un lado están Soraya Sáenz de Santamaría y su ejército de sorayos, que siguen acumulando cuotas de poder con el beneplácito de Rajoy, pero también con la animadversión de quienes ven en la vicepresidenta a una parvenú sin pedigrí ni galones en el partido, y, por otro, el gallego Alberto Núñez Feijoo, que gana adeptos cada día entre los populares al sumar a los que realmente le consideran idóneo y a los que lo prefieren como mal menor ante la hipótesis de Soraya.

Más desagrado que sorpresa

Dicen estas lenguas anabolenas que, mientras la vicetodo siempre ha ido a remolque de Rajoy en las urnas, Feijoo demostró en complicadísimas citas electorales su tirón político y su perfil propio.

La Voz preguntó el sábado directamente a Feijoo por estas teorías. Y la cara del presidente gallego, más que de sorpresa, fue de profundo desagrado. Él y su entorno se preguntan quién filtra este tipo de rumores, aunque saben muy bien con qué intenciones se están propagando.

Pero, aunque Feijoo no conceda credibilidad alguna a la hipótesis de que Rajoy dé un paso atrás, debió constatar en el Congreso cómo algunos en el partido se le empiezan a acercar y hasta le rinden rara pleitesía. Y no solo Feijoo, sino también sus colaboradores más cercanos empiezan a despertar más curiosidad de la habitual en Madrid, como si alguien previera que pueden acabar cortando el bacalao.

Feijoo y los suyos huyen de rumores interesados y cierran filas con Rajoy, sin escuchar esos cantos de sirena. Al contrario, constatan con estupor el hecho de que, cuando el presidente más los necesita, haya barones del PP que se quedan en casa el día de la Constitución. Con esa tropa, Feijoo no parece dispuesto a ir a ningún sitio.