La fiscalidad (bochornosa) de los diputados gallegos

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

El PP y PSOE deciden prorrogar los privilegios que conservan los parlamentarios de no tributar por el 20 % de su nómina

07 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

El diputado popular Miguel Santalices es, junto a la socialista Marisol Soneira, el único que ocupa un escaño en el Parlamento de Galicia desde el siglo pasado. Ambos llevan, como poco, 16 años en O Hórreo, tiempo en el que han visto desfilar ante sí a tres presidentes de los Estados Unidos y a otros tantos de la Xunta. En ese período, Santalices, licenciado en Medicina, y Soneira, artesana del encaje de Camariñas, han ingresado sendos salarios no inferiores a los 1,2 millones de euros a precios actuales, aunque a efectos fiscales es como si solo hubieran cobrado la mitad, unos 600.000 euros, pues la otra mitad se lo embolsaron exento de tributación, en virtud del peculiar régimen económico que rige para los parlamentarios gallegos.

La retribución de los diputados saltó esta semana a la palestra, y lo hizo a través de una iniciativa de Consuelo Martínez (grupo Mixto), en la que reclamaba que los parlamentarios tributen a Hacienda el 100 % de lo que reflejan sus nóminas, como cualquier asalariado, algo que el PP y el PSOE evitaron apoyar. A Martínez le llovieron las críticas. En los demás grupos creen que su reclamación viene más movida por el despecho hacia AGE, -coalición de la que se escindió- o por el anhelo de lograr más fondos para el grupo Mixto que por la justicia tributaria.

Pero sea cual sea la verdadera motivación, lo cierto es que su iniciativa pone los focos sobre un sistema salarial que, en el actual contexto, mueve al escándalo, pues basta saber que un funcionario cualificado de la Xunta, del nivel 30, necesitaría trabajar hasta 34 años para cobrar los 1,2 millones de euros que Santalices o Soneira ingresaron de sueldo con 16 años de vida política. Con un mileurista ya es mejor ni hacer comparaciones.

Hace ya un año que la presidenta del Parlamento, Pilar Rojo, impulsó una reforma para aumentar la base imponible de los diputados, que pasó del 54 a casi el 80 %. Pero eso significa que en su nómina todavía hay entre 1.000 y 1.200 euros mensuales exentos de tributar por entender que forma parte de una especie de dieta para pernoctar en Santiago, aunque la cobran también los diputados compostelanos que duermen en su casa.

Eso, a la larga, es a todas luces insostenible. Para cualquier asalariado, pero más si cabe para un diputado. Y por la sencilla razón de que mientras Soneira pulsa el botón para reclamar que paguen más los que más tienen, ella estuvo cobrando la mitad del sueldo sin rendirle cuentas a Hacienda. Y porque Santalices hizo lo propio cuando, junto a su grupo, pulsó el botón para acabar con la gratuidad de los libros de texto o subirle un 34 % la tarifa a los concellos por tratar su basura en Sogama.