La gota que colmó el vaso del Parlamento

Domingos Sampedro
d. sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

El Partido Popular sale en tromba a arropar a Pilar Rojo en el pulso con AGE

29 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Esta vez, el diputado de AGE Juan Fajardo se ha pasado de la raya. Al menos esa es la convicción que impera tanto en el Mesa del Parlamento como en el grupo del Partido Popular y el Gobierno gallego, que ayer salieron en tromba a arropar a la presidenta de la Cámara, Pilar Rojo, en su decisión «acertada» de retirarle los derechos de diputado a Fajardo durante una semana por alborotar en los debates plenarios.

Los populares no pasan por alto que, desde que se convirtió en diputado autonómico, el nombre de Juan Fajardo va asociado a la «provocación» y al «escándalo». El parlamentario de Esquerda Unida se ocupa de cultivar esa faceta, hasta el punto de ser el único que en varias ocasiones amonestó a todo el hemiciclo al término de la sesión de control al presidente de la Xunta, cuando algunas de sus señorías enfilan el camino que lleva al café: «Veña, ide a comer gratis mentres o pobo pasa fame», espetó Fajardo en una ocasión, pese a que en el ágape también acostumbran a participar algunos de sus camaradas de AGE.

Su querencia por tensionar el debate parlamentario no conoce demasiadas limitaciones. Es el único diputados expulsado ya dos veces de un pleno, y el que acumula más llamadas al orden en la presente legislatura por interrumpir a quienes están en el uso de la palabra.

Un «teatrillo falso»

Sostienen en el grupo del PP que, en realidad, Fajardo no muestra respeto por la institución parlamentaria, que él mismo definió recientemente como un «teatrillo falso», precisamente para justificar un evidente caso de absentismo de los diputados de su grupo en una comisión.

Miguel Santalices, vicepresidente primero del Parlamento y protagonista varias veces de los pulsos dialécticos con Fajardo para llamarlo al orden, expresó ayer su «acordo absoluto» con la aplicación que hizo la presidenta de la Cámara del reglamento. «Fixo o correcto, actuou de acordo aos parámetros establecidos», manifestó Santalices, quien puso de relieve que la presidenta y los miembros de la Mesa del Parlamento tienen el deber de «gardar a observancia do regulamento».

En la sanción notificada a Fajardo se hace constar que la suspensión de sus derechos de diputado se debe a «varios incidentes que constituíron unha desorde grave de palabra» y por hacer «caso omiso» de las advertencias hechas por quienes dirigían el debate. Aun así, AGE reaccionó pidiendo la dimisión de Pilar Rojo por expulsarlo por considerar la decisión «arbitraria».

A la polémica desatada el pasado miércoles en el pleno de O Hórreo se refirió también ayer desde el Gobierno gallego la conselleira de Traballo e Benestar, Beatriz Mato, que debatía con Fajardo en el momento de la expulsión. «La presidenta hizo lo que tenía que hacer» al suspender provisionalmente los derechos del diputado, pues insistió en que no era la primera vez que el diputado sancionado muestra «ese comportamiento absolutamente denostable» en los debates bilaterales que ambos mantienen.