«Nos hemos cansado de la esclavitud»

Luis Carlos Llera Llorente
luis carlos llera VIGO / LA VOZ

GALICIA

XOAN CARLOS GIL

Los gitanos de O Porriño y Tui exiliados en Castilla dicen que no quieren depender de la cooperativa y que desean ser autónomos independientes

16 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

«Nos hemos cansado de la esclavitud. Por eso nos hemos ido. Regresaremos cuando podamos ser autónomos libres». Así lo afirma un vendedor ambulante de O Porriño que se ha marchado con su familia a Castilla y que prefiere no dar su nombre. Se ha ido, como otros 370 gitanos, en solidaridad con cuatro pastores evangélicos que fueron desterrados de Galicia por el conflicto entre vendedores.

«Desde hace unos meses para acá había problemas», asegura. Las diferencias se agudizaron cuando la Asociación de Empresarios y Comerciantes Ambulantes de Galicia decidió reclamar al Concello de Tui la celebración de un segundo mercado semanal que tendría lugar los domingos. Para hacer presión pidieron a los comerciantes que hiciesen huelga durante el mercado de los jueves. Pero surgieron los desacuerdos porque algunos vendedores no quieren secundar los paros. «Nos prohíben ir al mercado de Tui entre semana porque quieren reabrir el de la frontera, que genera más ingresos. Pero ya en los últimos años habíamos dejado de ir a los de O Porriño, el recinto ferial de Pontevedra y Estibela, otra parroquia pontevedresa al lado de Marín, y no nos queremos quedar sin más mercados», señala este joven padre de familia. «Le pegaron a un chico castellano y eso fue la gota que colmó el vaso. Nos juntamos todos y se lo dijimos, que no queríamos depender de nadie», afirma este vendedor exiliado. Ante los problemas, el consejo de ancianos del pueblo gitano de Galicia decidió el destierro de los pastores evangélicos y el resto de la gente se unió a ellos. Aunque se calcula que los exiliados son unos 370, Sinaí Giménez asegura que la cifra es menor porque hay personas que permanecen en sus casas.

Los que se han marchado reconocen que no mandan a sus hijos a la escuela. «Llevamos fuera una semana y todavía no los hemos metido en ningún colegio», dice uno de los que se han marchado. Los propios centros educativos donde estudian los niños han pedido a los padres que regresen, y solicitan que los escolaricen en cualquier caso.

Su vida en Castilla está siendo dura. «No estamos trabajando por el momento. Tenemos la ayuda de algunos familiares», relatan. Esperan también que se solucione el conflicto y que puedan regresar, pero para ello hace falta que «nos dejen ser autónomos, ir por nuestra cuenta y no tener que pertenecer a ninguna cooperativa».

Estos exiliados aseguran que están «moralmente hundidos, y físicamente, también». Están esperando que sus mayores les autoricen a volver a casa. «No merecemos esto», afirman.

El conflicto tiene repercusiones inevitablemente sobre la vida económica de los municipios. Ante la disminución de vendedores, las ferias que se celebran en el área metropolitana de Vigo se han resentido. Al haber menos oferta de puestos, disminuye también el interés de los compradores.

Mediación de Cortés

Los permisos para colocar los tenderetes se renovarán el próximo mes de enero y algunos confían en que el problema esté resuelto para esa fecha.

En los próximos días tiene previsto acudir a Galicia el presidente de la Confederación Española de la Asamblea Nacional del Pueblo Gitano. «Mi intención es intentar arreglar y unir en base a nuestras normas y costumbres unas pequeñas diferencias, y tratar de solucionarlas mediante el diálogo. Aquí están incluidos los poderes públicos, los Concellos de Tui y O Porriño», señala Juan José Cortés, padre de la niña Mari Luz.

Francisco Romero Alvite, que preside otra asociación de ambulantes, ha solicitado intervenir en el Parlamento gallego para abordar este problema. A su juicio, se debe poner orden de manera efectiva en los mercadillos. Alvite asegura que los ayuntamientos no controlan adecuadamente la venta ambulante y no exigen que se muestren las licencias en los puestos. Por ello quiere explicar la situación.